sábado, 22 de diciembre de 2012

El pequeño gran halcón

Uno de los capítulos de la serie "El hombre y la Tierra", del aclamado Félix Rodríguez de la Fuente, se titulaba "Los pequeños cazadores alados" dedicado a tres de nuestras pequeñas rapaces: alcotán, gavilán común y cernícalo vulgar. En él se nos mostraban las habilidades para la caza de estas tres pequeñas rapaces además de su biología, comportamiento, interacción con otras especies, etc. Todo ello aliñado con la trepidante banda sonora de la serie y las narraciones del más dotado interlocutor de naturaleza que ha dado este país jamás.
Los que andamos por el campo hemos visto muchas veces algún lance de caza de alcotanes y gavilanes, dos temibles depredadores de aves, ornitófagos estrictos. ¡Cuántas veces un alcotán nos ha levantado un grupo de limícolas en primavera y el gavilán un bando de fringílidos en invierno! En cambio, al cernícalo vulgar, estamos más acostumbrado a verlo cerniéndose sobre los campos abiertos y avalanzarse sobre el suelo para, en pocos segundos, levantarse con un roedor o un gran invertebrado.
Félix nos mostraba en su documental como eran capades de atrapar aves algo que, desde luego, todos sabíamos pero que, yo al menos, no había visto nunca. Sí que he encontrado restos de aves en nidos de cernícalos pero jamás había visto un lance de caza de este pequeño halcón sobre un pájaro.
Así el pasado día 19, mientras me deleitaba con la pitanza de un águila real sobre un ánsar común recién capturado y que también pude presenciar en directo, un tumulto de aves huyendo junto a mi y unos desgarradores graznidos posteriores llamaron mi atención. Al asomarme a un camino escoltado por dos altas cunetas me encontré a una preciosa hembra de cernícalo vulgar con un estornino negro en sus garras. Este no dejaba de gritar y ella estaba en la tesitura de estar llamando la atención en medio del camino, expuesta, mientras una docena de grajillas y una pareja de urracas la acosaban a escasos metros del suelo, indicando a todos donde estaba el matador. Este momento debe ser delicadísmo para el cernícalo, todo lo contrario que la tranquilidad y la prepotencia mostrada por el águila real que, a unos 600 m. de aquí, se comía su ganso ajena a la multitud de aguiluchos laguneros y cornejas que se iba formando a su alrededor. Ella no tiene nada que temer de nadie.
 
 
La hembra de cernícalo, en cambio, tiene que decidir que hacer. Suelta a su presa que la está poniendo en peligro con sus gritos y podría llamar la atención de algún depredador mayor, y que ya ha atraído la de un humano enorme que está mirando a escasos 20 metros, o intenta acallarlo lo antes posible sin renunciar al importante aporte de proteínas que le proporcionará y que tan importantes serán para pasar el inverno.
 
 
Ella valiente, miembro de la dinastía de los Falco al fin y al cabo, decide no soltar a su presa y con certeros y rápidos picotazos en la cabeza, el estornino va callando su dolor y su agonía. En esta situación ya, aunque lo liberara ahora, las heridas infringidas no le permitirían huir. Hoy, un día húmedo y gris de invierno en la R.N. Lagunas de Villafáfila, un estornino negro ha muerto para que una hembra de cernícalo vulgar sobreviva unos días más.
 
 
 
Con el pájaro bien agarrado, busca el resguardo de la cuneta, bajo la vegetación herbácea donde poder dar cuenta del paseriforme con relativa tranquilidad. Tardará poco, lo mínimo imprescindible para llenar el buche y poder ir a su poste favorito a hacer la digestión el resto del día.
 
 
Es curioso como podemos ver en muchas ocasiones a cernícalos vulgares y estorninos compartiendo poste, cable, ruina o tejado sin ningun tipo de problema aparente. Y como, de repente, esa convivencia se vuelve una batalla por la supervivencia. Tú eres una presa y debes huir para sobrevivir, yo soy un depredador y, para sobrevivir también, debo darte caza. Es como si fueran amigos y, mediante un acuerdo, comenzara un juego de vida y muerte.
- Si huyes ganas, si te atrapo gano yo, le dice el cernícalo al estornino.
- ¡Tú la llevas!

3 comentarios:

  1. En alguna ocasión he visto a los cernícalos en lance de caza a pájaros y es sorprendente la habilidad para quebrar en el aire como los aguiluchos y la velocidad de persecución.
    Saludos y felices fiestas.

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  2. La ley de la naturaleza,el cazador caza para sobrevivir,sin cazar no sobreviviria,saludos y Feliz Navidad

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  3. La naturaleza también es esto. Enhorabuena por captar el momento. Un saludo y felices fiestas.

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