lunes, 24 de agosto de 2015

Polyommatus albicans

Si hay algo motivador cuando te inicias con un grupo nuevo de animales (en mi caso) son los instantes en que descubres una nueva especie que añadir a tu corta andadura en ese grupo, cuando ves un nuevo taxón por primera vez, es algo indescriptible que solo entienden los que sienten verdadera pasión por lo que hacen. A mi, por suerte, me queda mucho que descubrir en el mundo de las mariposas. Supongo que será equiparable a cuando alguien consigue un autógrafo de su cantante favorito o puede llegar a hacerse una foto con su ídolo futbolístico, no se. 
Ese instante de encontrarte con lo nuevo, con lo que solo conocías antes por fotos en libros o webs, lo vivo, lo tridimensional, lo que se mueve, lo que se hace realidad... Ese pequeño chute de adrenalina es uno de los motores que nos mueven a los aficionados a la observación de la naturaleza. Investigar, conocer, experimentar, relacionar y contar lo que descubrimos o vemos en el campo y, como yo, tratar de trasladarlo al resto con la esperanza de que esa pasión se multiplique y llegue al mayor número de personas posible. Unos harán fotografías excelentes, otros tendrán webs, otros blogs, otros escribirán libros o los más humildes pero magníficos trip reports de sus andaduras, incluso unos cuantos harán magníficas redacciones del momento en foros o redes sociales. Pero, a todos, nos gusta contar lo que vemos  de una manera u otra.
Hace unos días viví uno de esos momentos al encontrarme con una especie de mariposa, Polyommatus albicans. Esta especie está muy restringida a una parte concreta de la provincia de Zamora, al sureste, principalmente en la comarca toresana y en La Guareña llegando a Tierra del Vino y Tierra del Pan, de momento. Probablemente tenga una extensión algo mayor que iremos descubriendo con los años. Digo de momento porque, los que seguís este espacio habitualmente ya lo sabéis, varios aficionados estamos tratando de mapear la provincia entera con todas las áreas de distribución de los lepidópteros citados en Zamora.
Esta mariposa, de la familia Lycaenidae, vuela en una sola generación anual lo que hace que su presencia entre nosotros sea mucho más corta que para otras especies. Así solo podemos verla entre finales de junio y septiembre, por lo que hay que estar atento a trabajarla durante este corto espacio de tiempo. Hace unos días comenzaron a citar varios ejemplares en varios puntos del sureste provincial y me propuse dar con ella en la zona donde vivo (ya estaba citada anteriormente). Hasta el pasado día 21 no pude intentarlo en serio pero tuve suerte y la encontré a la primera y, además, de manera abundante. Eso sí, al estar ya a finales de agosto, los ejemplares son viejos y no pude disfrutarlas en todo su esplendor. 
Aquí reverso de un macho, ya muy desgastado.

Y el anverso que ha perdido los bordes negros anchos de las alas anteriores y que apenas muestra los lunares negros de las posteriores.

Vive en prados secos y cerca de zonas rocosas, en terrenos calcáreos entre los 500 y los 2000 msnm. Su área de distribución mundial se circunscribe, básicamente, a Marruecos y la Península Ibérica, donde casi se extiende por toda ella salvo por la parte más occidental. Zamora estaría en ese límite occidental de distribución donde, por lo visto, llega al norte de León pero no rebasaría la Cordillera Cantábrica.
Está incluida en el Libro Rojo de las Mariposas de Europa en la categoría SPEC 4a (especies europeas endémicas no amenazadas).
Aquí una hembra mostrando el reverso, también desgastada.

Y aquí su anverso de color marrón leonado y el borde de medialunas naranjas en ambos pares de alas.

En cuanto a las aves, estos días, no he tenido muchas novedades desde mi última visita al embalse de Ricobayo. El paso postnupcial de paseriformes ya es muy notorio y he anotado mis primeros "básicos" como mosquiteros musicales y papamoscas cerrojillos. 
Este año hay una especie que destaca entre el resto de pajarillos por su abundancia, el alcaudón común. Y no solo aquí sino en toda la región ya que hablando con colegas de afición de provincias limítrofes, todos tienen la misma percepción. Curiosamente los eché mucho de menos en primavera pero, donde quiera que sea, han debido criar de manera espectacular porque ahora mismo todo está lleno de jóvenes. Como el de esta foto que oteaba insectos desde un aspersor destinado al riego en el borde de un maizal.

Y a esta avutarda macho, de hace unos días, que caminaba junto a una carretera en una calurosísima tarde de agosto donde el aire parecía hervir, como muestra la imagen y donde se ve la reverberación. Treinta y muchos grados en el momento de la toma, en medio de un barbecho reseco por este verano tan cruel.


3 comentarios:

  1. "Investigar, conocer, experimentar, relacionar y contar lo que descubrimos o vemos en el campo y, como yo, tratar de trasladarlo al resto con la esperanza de que esa pasión se multiplique y llegue al mayor número de personas posible". Magnífica descripción de lo que siente un naturalista.
    A mí es que eso de "pajareros" (que no me gusta nada) me sigue sonando a los que cazaban pájaros para enjaular antiguamente...

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    1. Gracias por la reflexión Xabier. A mi me pasaba lo mismo con la palabra "pajarero" pero con los años ha cambiado la connotación para bien... Yo mismo en muchas ocasiones he debatido sobre el uso de ciertas palabras en esta afición pero, en este momento, me importa mucho menos. Lo que me interesa es que se practique una actividad naturalística, llame como se llame...

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  2. En mi pueblo, cuando era niño, me llamaban "el niño de los buitres", por las horas que me tiraba escondido en una encina frente al muladar que habia cerca, a la espera de que llegasen los carroñeros, mientras mis amigos jugaban en la plaza al "pañuelo".
    Eso derivó después en "el niño de los pájaros", y de ahí pasó en seguida a "pajarero", témino que mantengo cuando por el campo me encuentro a alguien ligado al medio rural, porque lo de ornitólogo a ciertas personas les suena a especialidad médica, y con lo "de naturalista" muchos creen que voy por ahí en pelotas!
    Eso sí, cuando les digo que soy pajarero, les explico que a mi, como mucho, la caza que me gusta es la caza fotográfica.
    Qué emocionante es el momento cuando, observando un ser vivo, intuyes que es una especie que no conoces. Qué emocionante cuando vas pasando las páginas de la guía y todas las fotos y dibujos se parecen a lo que has visto! Qué emocionante cuando identificas los detalles que te permiten ponerle nombre y apellidos a un ser vivo.
    Muy buena entrada. Un saludo

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