De las grandes águilas de nuestro país siempre hay dos que se llevan todas las miradas, elogios y sentimientos por parte de los aficionados, seguidores, estudiosos y afines a la naturaleza, el águila imperial y el águila real. Quizá también el águila perdicera podría estar englobada dentro de este grupo de privilegiadas que levanta suspiros cada vez que presentan su silueta en el cielo o recortada sobre el viejo roble, el gran pino o el roquedo.
Pero, para mí, hay una cuarta que no tiene nada que envidiar a estas en cuanto a porte y belleza, tanto en su silueta como en sus elegantes movimientos. Silenciosa, solitaria y siempre pendiente de lo que se mueve a ras de suelo, el águila culebrera o culebrera europea Circaetus gallicus, es una de las joyas de nuestra fauna, en especial, de nuestra España más mediterránea.
Ligada a los hábitats donde su dieta tan singular y poco variada sea más abundante, este tremendo pájaro es fácil de observar debido a la tendencia que tiene de posarse en lugares despejados y promientes que utiliza como oteaderos en busca de herpetos, principalmente cualquier especie de culebra y grandes lagartos. Además, su lento vuelo, sostenido en muchas ocasiones y con la mirada fijada en el ras, hace que su observación pueda ser disfrutada hasta decir basta.
En la provincia de Zamora tenemos la suerte de poder disfrutarla con relativa facilidad ya que, además de zona de reproducción es también una zona de alimentación para ejemplares no reproductores inmaduros que vienen a pasar aquí su primavera-verano. Estos ejemplares se mueven por las zonas donde les son más fácil la localización de presas, dejando las dehesas y otros bosques para sus congéneres reproductores. Así, son fáciles de ver en Tierra de Campos, llanos de La Guareña y comarca de Toro, o las altiplanicies de Sanabria. En su dieta, como ya he dicho, culebras de las varias especies que tiene Zamora (bastarda, escalera, víboras, lisas, viperinas...) o grandes lagartos (ocelado y verdinegro), sin menospreciar lagartijas, eslizones y luciones.
Alguna vez leí que esta es una rapaz diurna con "cara de búho", y es cierto. Seguramente sea una adaptación morfológica, como otras muchas que tiene, a la búsqueda de presas en el suelo. Igual que esta, la gran longitud de sus tarsos y sus cortos dedos en relación a su tamaño (en inglés esta especie se llama Short-toed Eagle) son adaptaciones para la captura de animales delgados y escurridizos. Además, sus dedos poseen un escapado especialmente rudo para dar mas aderencia en el momento de rozar las lisas y brillantes escamas de ofidios, principalmente.
En mi última visita a la R.N. Lagunas de Villafáfila, el pasado día 15, y cuando ya me volvía para casa, paré en un lugar que es muy bueno para esta especie. El mes de Julio es, sin duda, el mejor para observar a esta especie aquí ya que las culebras y lagartos son abundanes y los individuos inmaduros han sido alejados de las áreas de cría de las parejas reproductoras, desterrándose a lugares donde no requieren sitios para nidificar porque no los necesitan.
En este lugar el pasado día había un ejemplar de 2ºc.y. en uno de sus posaderos habituales. Aquí, por la razón que sea, no se sienten amenazadas y permiten aproximaciones decentes, eso sí, respetando y nunca bajándote del coche. Estuve viéndola y disfrutándola durante unos 40 minutos y ella me deleitó con un par de lances de caza o, bueno más bien, con un par de intentos que tuve la suerte de poder recoger en imagénes, de baja calidad, pero suficientes para compartirlas. Primero hizo uno y luego cambió de poste a unos 50 metros, por lo que tuve que moverme.
Esta es la secuencia del primero.
En principio, no capturó nada y, como os he contado, cambió de poste por lo que la seguí ya que tenía claro que me ignoraba completamente.
Su vuelo es pausado, meticuloso y con la mirada baja siempre pero se vuelve eléctrico en la lucha con el reptil. En cuanto lo captura busca su cabeza para agredirla e infringirle todo el daño posible cuanto antes, a sabiendas de lo duro de su mordida en muchos casos, por ejemplo, grandes lagartos ocelados, grandes bastardos y escaleras o, incluso, con las peligrosas víboras.
En el segundo lance sí que parece que cogió algo aunque lo devoró con velocidad y no me dió tiempo a ver que era, ¿un eslizón? ¿una lagartija?...
En fin, esta es la secuencia comentada.
Nada más acabar de posarse hace un reconocimiento general. Esa mirada de ojos amarillos es magnífica y acompañada de la pequeña brisilla que levanta su copete de plumas recuerda a alguno de sus parientes de países lejanos como el águila harpía (Sudamérica), águila crestada (Sudamérica), águila monera (Filipinas), etc..
Cuando localiza el leve movimiento del reptil cambia de posición y pone en marcha todos sus recursos de localización de herpetos, midiendo distancias, vientos, centímetros y contando escamas.
Lo ve, lo centra, espera el momento...
Y, cuando lo estima oportuno, cuando el reptil ha dejado al águila en su ángulo muerto de visión, ella lo sabe y ejecuta cada movimiento preciso óptimo que la lleve a caer sobre él.
Así, este águila de casi 2m. de envergadura se contrae o se estira según precise el momento. Concetrada, con la mirada fijada en el objetivo y pendiente de cada movimiento de su presa, sin importarle nada más.
Cae sobre el animal con la decisión del que sabe que le va la vida en ello. Esto no es un entrenamiento, un deporte o un juego. Del que estos lances tengan el mayor porcentaje de éxito posible depende el que vuelva a ver amanecer mañana.
En esta ocasión sí que devoró algo que no me dió tiempo a ver por la altura del agostado herbazal. Solo la vi con claridad cuando levantó la cabeza altanera.
Y, esta vez sí, levantó el vuelo para coger altura y perderse en la inmesidad de la Tierra de Campos zamorana, quizá, en busca de un refugio donde pasar la noche calurosa que se avecinaba en esta tarde de Julio.
Una crónica muy interesante con buena aportación gráfica de una de nuestras águilas más bellas y, como bien apuntas, que nada tiene que envidiar a sus primas de mayor envergadura.
ResponderEliminarDebió de resultar muy apasionante observar 'en vivo y en directo' esos dos lances de caza.
Un saludo desde Pucela.
Muchas gracias por vuestros comentarios!!! Me gusta hacer especiales sobre las aves más comunes que a mi más me gustan. No siempre vamos a estar hablando de los más raros o singulares ya que la verdadera base de la pirámide de esta, nuestra pasión, se llena con los protagonistas del día a día...
EliminarEs muy revelador este marcaje a que has sometido a esta bella águila. Algún boceto tengo de cuando se posan en los postes de la luz.
ResponderEliminarSaludos.
¿Y cuándo volveré a disfrutar de tus pinturas de aves en tu blog, tronco?
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