Los limícolas son aves gregarias que se alimentan en grupo, migran en grupo, se defienden de depredadores en grupo y son muy solidarios a la hora de estar vigilantes ante los peligros, avisando con un fuerte reclamo al resto del grupo en caso de que suceda cualquier cosa que pueda poner en peligro a un solo miembro de la bandada. Además son tolerantes con otros miembros de su misma familia y, así, podemos ver numerosos grupos de limícolas formados por varias especies diferentes, desde los grandes zarapitos y ostreros, hasta los pequeños correlimos menudos o de Temminck.
Pero hay unas pocas semanas al año que esta paz y armonía se ve rota, al menos, a nivel de especie. Pueden seguir compartiendo orilla con otros limícolas pero, si estamos en abril-mayo y eres un macho de la misma especie... ¡se acabó lo que se daba!
Hace unos días estuve disfrutando largo rato de un buen grupo de limícolas en un pequeño charco formado por las lluvias en, donde si no, Villafáfila. La especie predominante ese día gris primaveral eran los chorlitejos grandes, Charadrius hiaticula; especie que alcanza su pico de paso prenupcial aquí durante el mes de mayo.
Como ya he contado en este mismo espacio en otras ocasiones, normalmente, las distancias a las que observamos a los limícolas aquí son considerables lo que no te permite, en la mayoría de los casos, fijarte en detalles tanto de fisonomía como de comportamiento. Pero este día he podido pasar casi dos horas orillado junto a este charco y, cuando estas pequeñas zancudas cogen confianza, te hacen pasar muy buenos ratos a corta distancia.
Los combates entre machos este día, fueron brutales. Estas pequeñas aves, titanes del vuelo a gran distancia pero con caritas cándidas de no haber roto un plato en su vida, se convierten en terribles guerreros practicando el bello arte del Kung Fu. No esperan, siquiera, a llegar a sus lugares de cría, en el norte de Europa y Siberia, para comenzar a demostrar quien es el macho más fuerte y más guapo del grupo.
Persecuciones, gorjeos de amenaza, agudos chillidos de dominancia, exhibiciones frente a las hembras... etc. Todo un compendio de alardes para atraer la atención de las damas y demostrar al resto de machos quien es el world champion de los chorlitejos grandes.
Todo comienza cuando dos gallitos se cruzan. Primero se ponen en paralelo, mostrando su flanco. Dejan caer el ala que muestran para dar sensación de ser más grandes. Levantan sus colas y las abren en abanico, hinchan el cuello, levanta la cabeza... "¡soy enorme!", parecen pensar y mostrar a sus rivales.
Si uno de los dos cede saldrá corriendo pero si se ven en igualdad de condiciones... ¡a luchar!. La pelea consta de amenazas, aleteos, saltos, chillidos y, sobre todo, patadas al contrario, mostrándose bastante agresivos además.
Al final, uno de los dos se retira y será perseguido por el ganador que le increpará lo cobarde que es. El vencedor se quedará en el sitio y reclamará su victoria a los cuatro vientos, pegándose unas carretas por la orilla con la cabeza baja y la cola abierta.
Pero con sus alardes de ganador, a veces, lo que hace es atraer a otro o, lo que es peor, otros luchadores dispuestos a derrocarle y es cuando empiezan las batallas entre más de dos machos, que también sucede...
Muy bien descrito el comportamiento de estas aves. Yo no lo he visto nunca y me ha parecido estar ¡ahí!
ResponderEliminarUn saludo.
A mi también me ha gustado leer y ver aunque sea enfotografías este comportamiento en un lugar tan lejano al que tienen por costumbre criar.
ResponderEliminarUn saludo Alfonso.
Muy buena entrada. Interesante e instructiva. Un saludo.
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