lunes, 29 de junio de 2015

Cabo de Gata. Almería.

Los que seguís este blog ya sabéis que he estado una semana de vacaciones en el sur. Concretamente he estado en la provincia de Almería en un punto dentro de los límites del P.N. Cabo de Gata-Níjar. Las vacaciones han sido familiares pero, como siempre, he sacado algún ratejo para ponerme los prismáticos delante de la cara. Como es lógico, las vacaciones veraniegas suelen coincidir con malos momentos para la observación de aves, al menos las mías, lo que hace que no me marque objetivos concretos salvo los de observar a las aves menos comunes en el noroeste de la península pero que sí son comunes al lugar donde voy. Para mi ha sido un lujo, por ejemplo, estar en la tumbona de la piscina del hotel, con una jarrota de cerveza en la mano, mientras veía las evoluciones de los vencejos pálidos sobre mi cabeza. Pocas cosas puede haber tan comunes ahí abajo como un vencejo pálido pero, para los de esta parte del país, es un lujo poder hacerlo con tanta facilidad y disfrutamos de ello.
El mejor momento ornitológico de esta última semana ha sido, como es lógico, la visita a las Salinas de Cabo de Gata, así como a los alrededores de su famoso faro que, por cierto, es una preciosidad. Este Parque Natural está en la zona más árida de toda Europa y es de los pocos lugares de origen volcánico protegidos que tenemos. Además, sus 63 km de costa albergan fondos marinos catalogados entre los de mayor calidad dentro del litoral español. La zona me recordó más a algunas partes de Marruecos que a cualquier otro punto de la geografía española que haya visitado antes.
Además de los vencejos pálidos he podido ver otra serie de especies prestosas para un pajarero aficionado que vive a la otra punta de España. Así en las salinas pude observar centenares de flamencos, algunos de ellos muy cerca de los observatorios, lo que me permitió disfrutar, a mi y a mi cachorro que me acompaña, de esta bella ave de una manera soberbia.



Otra especie que disfrutamos aquí y a la que prestamos mucha atención por ser casi imposible de ver en Zamora fue a las gaviotas picofinas, de las que vimos varias decenas de ejemplares. Una pena la hora (18:00 en adelante) porque la luz era pésima para estas preciosidades mediterráneas que ya había visto previamente en provincias como Alicante o Huelva, por ejemplo.


En el agua había otras especies más familiares para nosotros como: tarros blancos (en abundancia), cigüeñuelas, avocetas, agujas colinegras (unos 30 ejs.), andarríos chicos o chorlitejos patinegros. Estos últimos en abundancia y casi todos con pollos ya grandes.
En la imagen una pareja de avocetas y, junto a ellas, un chorlitejo patinegro.

En un punto anterior a las salinas vimos alzacola, preciosa ave que solo es la segunda vez que la veo en España. De hecho creo que lo he visto más veces fuera de nuestras fronteras que en nuestro país. 
En los alrededores del faro abundaba otra especie que no tenemos aquí, la collalba negra. Vimos varias y solo le dediqué un momento a fotografiar a esta para poder ilustrar algo aquí. Este pájaro me encanta y el ambiente por donde se mueve, también.

Las vitas en el mismo cabo son portentosas con esas agujas formadas por la roca volcánica vieja. Aquí habitó la foca monje, por ejemplo, un emblema de nuestra fauna hoy prácticamente desaparecido. Imaginándome estaba yo que una de ellas asomaba la cabeza bajo nosotros cuando un precioso charrán patinegro pasó costeando hacia el sur.
Mirad que preciosidad...

Diego no va para birder, al menos, de momento. Tampoco lo fuerzo. A sus 6 años no sale de él el ir conmigo al campo pero, el día que lo hace, disfruta mucho y alucina con los pájaros vistos a través de un telescopio. La verdad es que no me agobia pensar en si será pajarero o no en el futuro. Lo que sí tengo claro es que tiene una sensibilidad y un respeto por la naturaleza y la vida en general bastante arraigada y eso, hoy en día, ya es bastante. Para mi es suficiente. Lo mismo me equivoco y tengo que tragarme mis palabras pero: puede que no sea pajarero, lo que tengo claro es que no será cazador, cetrero, asesino de toros, etc... Y eso ya es suficiente orgullo para mí. 
Pero este es un tema que daría para una o varias entradas sociológicas en este espacio y hoy no es el día para hacerlo...
Diego ante la puerta de uno de los observatorios de las Salinas de Cabo de Gata, en Almería.

1 comentario:

  1. Interesante espacio al cual suelo ir todos los años en abril y finales de septiembre. Esa zona de "Las Sirenas" te abre paso para subir hacia el cabo que se encuentra más hacia el este y desde allí tienes fabulosas vistas dirección San José. Las salinas, el mirador de la Amatista y la localidad de Rodalquilar: recomendables para tod@s. Saludos Alfonso

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