En el norte de la provincia de Zamora, haciendo límite con la vecina León, hay una pequeña sierra llamada Carpurias y, dentro de ella, un lugar llamado Las Labradas donde hay restos de un castro de origen prehistórico a medias entre las localidades zamoranas de Arrabalde y Villaferrueña. Pues en este lugar es donde esta mañana, el amigo Manuel Rodríguez y yo, hemos pasado la jornada pajarera. ¿Y qué hacíamos allí arriba? Pues resulta que el lugar se ha convertido en el hot spot provincial los últimos días. En la última semana de octubre, Mónica Mencía, localizaba 5 gorriones alpinos en el parque eólico de Las Labradas y, en un intento por localizarlos, J.Alfredo Hernández, Maribel Martín y Cristian Osorio, que no vieron los gorriones, localizaron nada menos que 9 acentores alpinos cerca del castro (está junto a los eólicos). Las citas de gorrión alpino en Zamora se cuentan con una mano y no teníamos una desde hace muchísimos años. Las de acentor alpino son más habituales pero también muy localizadas y además, esta última, es seguramente la mayor en cuanto al número. Así que esta jornada de sábado, los objetivos, estaban claros.
Ninguno de los dos conocíamos el lugar y nos habían hablado muy bien de él, así que teníamos otro aliciente que sumar a la visita.
La altitud del lugar sobrepasa los 900 msnm. que aquí es bastante ya que está en un entorno llano y bajo. En el alto hay restos, como ya he dicho, de un castro de la 2ª Edad del Hierro. Es el mayor poblado celta de la Asturia Cismontana que fue asediado, durante un siglo ni más ni menos, y finalmente conquistado por los romanos en el siglo I a.C. desde el cercano campamento de Petavonium, en el también zamorano valle de Vidriales. Este lugar, que se formó por gentes astures de diversos pueblos de los alrededores y destacaba por su gran extensión para la época, 23 hectáreas, estuvo ocupado durante la Prehistoria entre II a.C. y el I d.C. Es característica fundamental de este castro el haber poseído varias murallas, con varias puertas, en su perímetro y el haber existido actividad minera junto al pueblo. Aquí se han encontrado dos importantes tesoros de un alto valor histórico y documental.
Después de un poquito de historia me pongo con el asunto natural. Ni rastro de los gorriones en el parque eólico pero sí vimos los acentores en las cercanías del castro, concretamente, 3 ejemplares. Muy mal vistos ya que los localizamos por el reclamo según nos sobrevolaban de un picacho de rocas a otro y solo pudimos verlos en movimiento. Con esta especie y otras 26 completamos la mañana. Entre lo más interesante fue ver zorzales reales, los primeros de este invierno para los dos. Aquí uno de ellos.
También una solitaria paloma zurita, ave cada vez más difícil de ver en nuestra provincia. Junto a los zorzales reales vimos abundantes charlos y un alirrojo. Una pena no haber completado la mañana con algún zorzal común y habernos ido con el poker. En estas praderías altas eran abundantes los bisbitas comunes que se mezclaban con otros pajarillos, como los escribanos montesinos.
Temperaturas inusualmente altas para las fechas. Aunque debajo de nosotros la niebla lo cubría todo, allí arriba la mañana despertó soleada y calurosa, muy calurosa para un 07 de noviembre. De hecho hoy casi se ha batido el récord de España de la temperatura más alta para noviembre, en Sevilla eso sí. Estas temperaturas han revolucionado la actividad de los insectos al máximo, que hoy estaban como locos. Entre ellos las mariposas de las que hemos visto varios ejemplares de dos especies: Nymphalis polychloros (arriba) y Lasiommata megera (abajo).
Y os dejo unas imágenes de las maravillosas vistas que teníamos a pesar de la gruesa niebla que, por otra parte, le daban un encanto místico y volátil a esta mañana de noviembre.
A eso de las 11:30 la niebla comenzó a levantar del fondo de los valles y a trepar hasta nuestra posición, hasta que nos enterró en su abrazo, lo que hizo que dejáramos el lugar camino de la llanura donde este meteoro comenzaba a debilitarse.
En esta imagen se puede apreciar como comienza la ascensión y a engullirnos.
Mi querida Muma nos acompañó hoy en busca de los acentores alpinos.
Volviendo pudimos disfrutar brevemente de un elanio común en Quintanilla de Urz.
Con el sol aún apareciendo de entre la niebla, llegamos pasado el mediodía a Villafáfila. Las lluvias de los últimos días han hecho que el agua complete casi todas las láminas pero con muy poca profundidad. Un empujón de unos cuantos litros más y podremos salvar el invierno y la primavera. Pero hoy lo mejor del rato fue el chorizo zamorano que nos jalamos.
En un vistazo rápido en solo dos puntos de la Reserva pudimos comprobar que ya están representadas todas las especies de patos comunes del invierno: ánsar común, tarro blanco (los únicos que conté, 31 ejs.), ánade azulón, ánade friso, ánade rabudo, silbón europeo, cuchara común y cerceta común. Solo quedarían los buceadores (porrones), de los que hay una pequeña muestra en las balsas de la Casa del Parque.
De lo que hay miles de ejemplares (rebasando los 5.000 con seguridad) es de avefrías. Entre ellas se esconden combatientes y chorlitos dorados.
En fin, que ya hay material para plantearse visitas metódicas.
Aquí una imagen de hoy.
Y como hacía mucho que no actualizaba, por causas diversas, os cuento que no he visto mucho de interés en días anteriores.
El día 02 localicé un par de garcetas grandes en dos puntos diferentes de la vega del Duero, en Toro. Y como me di cuenta de que había una especie común que nunca había salido aquí y que ni siquiera estaba listada en el archivo de etiquetas del blog, me propuse hacer alguna foto a algún ejemplar de... ¡zorzal charlo!
Como ya dije, en las últimas jornadas ha llovido bastante y esto ha activado a los anfibios. Algunos de ellos maravillosos, como este enorme gallipato de Toro de hace dos noches.
Y un paisaje de estos días en la comarca toresana, los viñedos prendidos en rojo, que tantas alegrías nos dan al paladar con la que ya es una de las mejores denominaciones de origen vitivinícolas del país.
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