Desde hace casi un par de años podemos disfrutar, en el bosque de Valorio junto a Zamora, de una familia de cárabos. El hecho de poder observar a esta rapaz nocturna con tanta facilidad lo ha convertido en un icono del lugar para los aficionados a la observación de aves, que le rendimos pleitesía a menudo (en mi caso no tanto como quisiera).
Hace unos días le pedí a su descubridor, José Alfredo Hernández, que hiciera un texto para homenajear a tan ilustre personaje zamorano. Le dije que como todo buen local patch que se precie, habría que ponerle nombre a este cárabo y pensé en llamarlo Fredy, en honor del propio Alfredo. Pero él me dijo que ya le había puesto nombre hace tiempo. Se llama Agustín y aquí nos cuenta la historia de el porqué.
Tanto el texto como las fotos son del propio Alfredo.
Hace unos días le pedí a su descubridor, José Alfredo Hernández, que hiciera un texto para homenajear a tan ilustre personaje zamorano. Le dije que como todo buen local patch que se precie, habría que ponerle nombre a este cárabo y pensé en llamarlo Fredy, en honor del propio Alfredo. Pero él me dijo que ya le había puesto nombre hace tiempo. Se llama Agustín y aquí nos cuenta la historia de el porqué.
Tanto el texto como las fotos son del propio Alfredo.
Texto de J.Alfredo Hernández:
Un día de la
primavera de 2014, mientras realizaba un recorrido semanal de censo de
mariposas diurnas para el programa BMS (Butterfly Monitoring Scheme) en el
bosque de Valorio, me sorprendió el ulular de un macho de cárabo común (Strix
aluco) en pleno mediodía. No era la primera vez que escuchaba el canto de
esta ave fuera de su habitual horario nocturno, pero tampoco se puede decir que
sea algo demasiado frecuente. Seguí el rastro sonoro y al cabo de un par de
minutos descubrí a su emisor, alojado en el hueco de uno de los viejos álamos
que bordean el cauce del arroyo. En posteriores jornadas pude comprobar que el
amigo solía permanecer durante las horas diurnas asomado a la puerta de su
guarida, bien visible, por lo que rendirle visita se convirtió en una costumbre.
Poco a poco, al compartir -prudente y selectivamente- este secreto, nuestro
cárabo se hizo popular entre los observadores de aves locales y forasteros, convirtiéndose para muchos en
emblema de Valorio y su fauna.
El bosque de
Valorio es una pequeña masa forestal de unas 70 ha de extensión, ubicado en las
afueras de la ciudad de Zamora. No es propiamente un parque urbano pero tiene
muchas de sus características, sobre todo porque es utilizado como tal por los
habitantes de la ciudad y porque su gestión es de competencia municipal. Más
allá de su función como área de recreo, habría que destacar sus valores
naturales, entre ellos la variada fauna que alberga. Por ejemplo, sus 180
especies de vertebrados , incluyendo especies amenazadas a nivel mundial como
la bermejuela (Achondrostoma arcassi) y la rata de agua (Arvicola
sapidus). En cuanto a la ornitofauna, se ha citado la presencia de 129
especies de las que 61 serían nidificantes. Destacan sus nutridas y completas
comunidades de pícidos -con poblaciones reproductoras de torcecuello (Jynx
torquilla), pito real (Picus
sharpei), pico picapinos (Dryobates major) y pico menor (Dryobates
minor)- y de estrígidas: autillo europeo (Otus scops), mochuelo
común (Athene noctua), cárabo común y búho chico (Asio otus).
Valorio resulta,
sin duda, un espacio muy querido para los naturalistas zamoranos. Lugar de iniciación para muchos de nosotros,
siempre tiene observaciones interesantes que ofrecer. Más de un pajarero ha
acudido desde otras provincias y regiones para “bimbar” aquí alguna de las
especialidades locales, como el pico menor o el búho chico. Y en los últimos
tiempos se le ha añadido un nuevo atractivo ornitológico: la posibilidad de observar a la luz del día a
este simpático cárabo, al que hemos bautizado como Agustín, en honor al
gramático, pensador y escritor zamorano Agustín García Calvo. No soy muy
partidario de poner nombre a ejemplares de animales salvajes, pero en casos
como éste la frecuentación termina creando un vínculo muy particular y resulta
casi inevitable pasar del nombre común al nombre propio. García Calvo,
fallecido hace ahora tres años, fue un gran amante de nuestro pequeño bosque,
el cual aparece en numerosas ocasiones en su obra poética y, particularmente,
en su libro Valorio 42 veces.
Curiosamente, el
cárabo es un recién llegado a Valorio, pues hasta finales de la década pasada
no formaba parte de su comunidad ornítica. La primera reproducción se comprobó
en 2010 y, en la actualidad, la población local está integrada por tres parejas,
todas ellas ligadas a la estrecha franja de arbolado ribereño que se extiende a
lo largo del cauce del arroyo Valderrey. En este biotopo encuentran su refugio
y un lugar para anidar en los huecos de los troncos de añosos ejemplares de
álamo (Populus alba) y chopo (Populus nigra).
Precisamente,
esta primavera pudimos localizar dos jóvenes cárabos volanderos en las
proximidades del álamo de Agustín, lo que muestra que tuvo éxito reproductor.
Es destacable que coincidiendo con el período de crianza de los pollos y hasta
la emancipación de los mismos -entre los meses de abril y agosto- nuestro particular cárabo mudó su costumbre y
no se dejó ver en su lugar habitual.
Esperemos que
podamos disfrutar por muchos años de la imagen de Agustín descansando durante
el día en su buraco y de su trémula y estremecedora voz en las noches de
Valorio, como verdaderos símbolos de la
supervivencia de lo salvaje en nuestro más inmediato entorno.
Espero que os haya gustado. Por mi parte me gustaría acabar comentando una cosa. Sois varios los que os habéis interesado en conocer la disposición de este agujero de cárabos. En mi caso, la totalidad de los que me habéis preguntado sois fotógrafos. Seguro que todos lo habéis hecho con toda vuestra buena intención y os aseguro que a muchos os daría la información sin problemas pero son tantas las malas experiencias que personalmente tengo con vuestro gremio que me veo (y espero que el resto también) obligado a no deciros el punto exacto. Así que basta de mensajes, por favor. Por mi parte no soltaré ni prenda. Seguramente el que me pregunta será "legal" y tomará todas las precauciones, no lo dudo, pero también sé que, tarde o temprano, la información llegará a algún desaprensivo y en alguna de nuestras visitas nos encontraremos a alguien molestando más de la cuenta porque NUNCA, NUNCA, tenéis las foto perfecta, siempre queréis MÁS y MÁS cerca y cada vez respetáis MENOS.
Pagarán justo por pecadores pero hasta que no me demostréis que el gremio está concienciado, me veo obligado a estas cosas.
A lo que sí os invito es a dar un pequeño paseo por este magnífico bosque periurbano lleno de aves a las que también podréis fotografiar...
Espero que os haya gustado. Por mi parte me gustaría acabar comentando una cosa. Sois varios los que os habéis interesado en conocer la disposición de este agujero de cárabos. En mi caso, la totalidad de los que me habéis preguntado sois fotógrafos. Seguro que todos lo habéis hecho con toda vuestra buena intención y os aseguro que a muchos os daría la información sin problemas pero son tantas las malas experiencias que personalmente tengo con vuestro gremio que me veo (y espero que el resto también) obligado a no deciros el punto exacto. Así que basta de mensajes, por favor. Por mi parte no soltaré ni prenda. Seguramente el que me pregunta será "legal" y tomará todas las precauciones, no lo dudo, pero también sé que, tarde o temprano, la información llegará a algún desaprensivo y en alguna de nuestras visitas nos encontraremos a alguien molestando más de la cuenta porque NUNCA, NUNCA, tenéis las foto perfecta, siempre queréis MÁS y MÁS cerca y cada vez respetáis MENOS.
Pagarán justo por pecadores pero hasta que no me demostréis que el gremio está concienciado, me veo obligado a estas cosas.
A lo que sí os invito es a dar un pequeño paseo por este magnífico bosque periurbano lleno de aves a las que también podréis fotografiar...
Es curioso como cambia de Valladolid a Zamora, aqui los carabos salen mucho mas caros. Tres parejas para ese bosque esta de lujo
ResponderEliminarYa te respondí por tlf...
EliminarPor suerte desde que tengo recuerdos siempre he contado con la pareja de cárabo en el pueblo, ya sea invierno, verano... Eso sí, a pesar de estar a veces horas escuchándolos, por alguna extraña razón nunca los he fotografiado.
ResponderEliminarSalud para Agustín y que dure mucho!!