Así empezó este día de diciembre, nuevamente, en la R.N. Lagunas de Villafáfila. Sobran las palabras.
El sol ascendía imponiéndose a una fina capa de niebla a lo lejos y yo ya estaba en la laguna de San Pedro -Villarrín de Campos- contando los tarros blancos. Hacía mucho que no iba antes de la salida del sol y casi no recordaba lo maravilloso que es empezar a observar aves e interpretar sus sonidos aún entre dos luces. La mañana estaba muy fría con un viento sostenido y helador del nordeste que cortaba la piel pero al que ya esperaba desde el día antes, por lo que iba provisto de todo lo que lleva el apellido "térmico" (aunque coloquialmente se les llame "marianos" por ejemplo).
Las novedades más importantes fueron dos. La primera es que, por fin, pude localizar al supuesto halcón sacre que Joan Ximenis y Borja Madariaga citaron aquí el 15 de noviembre pasado y al que ya había buscado varias veces. Encontré al ave a solo unas centenas de metros de donde lo vieron ellos y he podido observarlo con detenimiento; no en las mejores condiciones por la distancia y el contraluz pero bastante decentemente a través de mi telescopio.
Mis conclusiones son que se trata de un ejemplar de 1ºinv. de halcón peregrino pero de la subespecie calidus (Falco peregrinus calidus). Esta es la subespecie originaria del norte siberiano y se sabe que sus efectivos rusos más occidentales pueden llegar hasta esta parte de Europa durante el invierno. La confusión con un sacre de la misma edad no es del todo descabellado, pues si juntamos poca experiencia con las especies tratadas, una observación sesgada y falta de detalles -por las razones que sean: distancia excesiva, no ver las partes inferiores en vuelo, condiciones meteorológicas, etc.- y otros posibles factores, muchos podríamos equivocarnos al separar un joven halcón sacre de un halcón peregrino siberiano.
Yo ya he visto, en contadas ocasiones, ejemplares asignables a esta subespecie antes aquí. El último no hace muchos inviernos.
Según he podido leer estos días, hay un influx importante de F.p. calidus en esta parte de Europa durante este invierno, algo que apoya la teoría de la llegada de esta rapaz.
Cuando lo encontré estaba a unos 400 m. y a contraluz pero fácil para el telescopio. Halcón grande, de mejillas muy blancas y bigotera estrecha y larga, con frente clara -color ocre-, dorso de color marrón y con orlas de las cobertoras y el manto más claras que diseñan un dibujo escamado característico, pecho con motas oscuras finas sobre fondo blanco y alas largas de la misma longitud que la cola -esto último descarta sacre completamente, por ejemplo-. Todas estas características juntas son compatibles con un calidus. Aquí unas fotos testimoniales.
Le dí un poco la vuelta para poner la luz un poquito a favor y poder mostrar, casi imaginariamente, los tonos y el diseño dorsal del ave. Pero, claro, esto supuso alejarme otros cuantos metros del halcón por lo que la toma es lo que es... Aquí estaría a unos 600 m.
La segunda noticia del día es que esta última semana llovió dos días. No ha caído demasiado, apenas 18 litros, pero ha servido para paliar la terrible sequía que sufrimos. Hacen falta unos 50 más para poder hablar de niveles óptimos.
La inestabilidad también nos ha dado movimiento de aves y a Villafáfila han llegado nuevos invernantes.
Por ejemplo, por fin, tenemos porrones en las lagunas de la Casa del Parque. En concreto hay 22 porrones moñudos y 24 porrones europeos.
Además localicé un zampullín cuellinegro con ellos. Supongo que será el mismo que Pepe San Román encontró aquí a primeros de mes pero se me hace raro que nadie lo haya visto desde ese día hasta hoy en un sitio tan fácil de prospectar como en el que está. También podría ser un ejemplar nuevo.
Se nota un aumento considerable de 3 anátidas: cuchara común, silbón europeo y cerceta común. Hace una semana llegó una garceta grande, a la que he podido ver hoy también. Por seguir con números, el censo oficial de la JCyL de mediados de mes, dio como resultado 7500 gansos y 280 grullas. Pues bien, de estas últimas, hoy al anochecer contamos Pepe San Román y yo 321 ejs. que entraron a dormir en la Salina Grande.
Y una cifra más. Hoy he contado todas las grajillas del entorno de la Salina Grande. Con la colocación de las cajas nido, para lechuza común y cernícalo, del plan para la lucha biológica contra el topillo campesino que se lleva a cabo en la Reserva -entre otros puntos-, la grajilla se ha visto beneficiada enormemente de esos lugares ya que los usa también como lugar de cría. Esto ha hecho que su población crezca aquí exponencialmente y es un lujo poder ver grandes grupos en el entorno de las lagunas. Pues eso, que hoy conté 83 individuos de este pequeño y familiar córvido. El grupo más grande de 41 ejs.
Y, por supuesto, sigo con mi control de la invernada del tarro blanco. Hoy me salieron 127 tarros pero me debí dejar alguno porque solo el día antes, José Barrueso y Fernando García, contaron 134 aves de esta preciosa anátida.
Hay limícolas, claro. Las avefrías han aumentado mucho en número -según el censo hay 2000 ejs.- en el entorno lagunar. Además anoté lo siguiente: avoceta común (10), combatiente (19), zarapito real (10) y correlimos común (63). Aquí un par de zarapitos de lejos.
El elenco de rapaces es el típico para las fechas: aguilucho pálido, aguilucho lagunero (en gran número), milano real (muy abundante), busardo ratonero, gavilán común, cernícalo vulgar y halcón peregrino (además del calidus vimos, Pepe y yo, otro adulto nominal azuzando avefrías). Echo de menos algún águila real invernante y me choca no haber visto ni un esmerejón en todo el día.
Entre los ratoneros hay algunos preciosos. Esas aves de 1º/2º invierno en los que no hay dos iguales y algunos lucen unos diseños que no veremos durante el resto del año. Este era especialmente bonito, con amplias zonas blancas y un alucinante barrado en los lados del vientre y muslos.
Pepe, el mochuelo de la Casa del Parque, en su lugar.
Hay más gansos que el invierno pasado, vale, pero no les cogemos las vueltas. Los vemos entrar a lo bruto al atardecer pero durante el día se deben de estar yendo a pastar muy lejos porque no hay quien dé con ellos en los alrededores de las lagunas. Hoy solo habré podido revisar unos 1500 ejs. y, claro, así bajan mucho las posibilidades de dar con los infiltrados. Lo que sí pudimos hacer fue leer dos collares: LZ5 y BJ5, ambos ya leídos este año. BJ5 es un veterano de Villafáfila. La primera vez que lo vimos aquí fue en 2012.
Unas patas (nombre tradicional del ánsar común aquí).
Otras que están en movimiento son un grupo de 25 cigüeñas blancas, sin duda, en migración y que decidieron usar la Salina Grande para pasar la noche y descansar.
¡Y el atardecer! ¿qué puedo decir que no haya dicho ya mil veces aquí? Pues que no conozco ninguno tan bonito e intenso...
Meditando con que, en mi humilde opinión, la Reserva Natural necesita urgentemente un nuevo plan de gestión cinegético y que la Dirección se debería poner a ello ya, antes de que le estalle en las manos, fueron entrando gansos y grullas a dormir.
Para mi es vergonzoso oír los comentarios de la gente venida hasta aquí y que no comprende como la Reserva permite cazar, a solo unos metros de la orilla de la laguna, a las especies por las que se creó la propia Reserva. El ánsar común debería no ser cinegético aquí ¡y punto!
Y por enésima vez, el atardecer fue de Óscar.
Como último apunte fenológico, vi un macho de Sympetrum striolatum.
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