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miércoles, 21 de agosto de 2013

20/08/2013. ¡200 especies para el Big Year!

Ayer tenía dos razones fundamentales para salir al campo y eran tan fuertes que ni me acosté. Me explico.
Salí de currar del turno de noche y apenas paré en casa lo que tardé en desayunar para aprovechar los primeros rayos de sol. ¿Qué cuales eran esas dos razones? La primera, localizar una buscarla pintoja que habían levantado el día antes Cristian Osorio y Miguel Rodríguez en la balsa de la depuradora de Villafáfila. La segunda, intentar por enésima vez este año ver una cigüeña negra para sumármela al Big Year ya que, si no lo hago en estas dos próximas semanas (las mejores fechas para ver esta especie en paso aquí) no voy a poder añadirla a mi participación. Además, lo malo de estas dos semanas, es que una me voy de viaje y no podré hacer nada.
En fin, que con los primeros rayos de sol levanté la pintoja en el sitio exacto que me había pasado Cristian. La pude ver además, raro en esta especie, durante unos 2 segundos (todo un récord para una buscarla que no esté cantando) encima de una rama despejada lo que me permitió ver esas motas que tanto me gustan, antes de que saliera volando. Esta observación vale doble porque, a pesar de todos los años que llevo visitando la Reserva, es la primera vez que la veo aquí. Y no es que sea rara, es que es muy tímida y no nos hemos puesto con ella hasta estos últimos años. Así que, resumiendo: me suma para mi lista de Zamora, me suma para mi lista de Villafáfila y me suma para mi lista del Big Year 2013... ¡tri-tri-tri-tripleeeee...!
Pero esta buscarla solo era el principio de una gran mañana...
Aproveché mi estancia en el lugar para mirar lo que se movía por la balsa y por el desagüe de la misma en la Salina Grande dando el siguiente resultado, de lo más interesante solo: andarríos grande (17), andarríos chico (8), chorlitejo grande (1), cigüeñuela común (3), avoceta común (1), zampullín común (38), porrón europeo (8 jovs.), cigüeña blanca (1), alcotán europeo (1) y halcón peregrino (1 ad.). 
Desolador como veis. 
La siguiente hora la estuve dedicando a prospectar carricerín cejudo sin éxito... pero, repito, la mañana fue excelente aún con todo eso.
Del secarral que es Villafáfila en estas fechas, me fui a la parte montana de mi local patch en busca de la refrigerante frisa que proporciona el río Esla y las encinas, jaras y árboles de ribera de sus orillas. Parada obligatoria en el puente Quintos y ¡hoy sí! la ansiada pareja de alimoches que tantas veces me ha esquivado en las últimas semanas, hoy se ha dignado a dejarse ver. Estaban lejos pero estaban e, incluso, se dejaron hacer alguna foto.

Como supondréis, esta pareja no cría aquí porque, si lo hiciera, habría sido mucho más fácil dar con ella. Debe criar en otro sitio y se acerca a este punto durante el final del verano que es cuando se pueden ver, aunque nunca es fácil.
En cuanto a la foto, perdón por semejante bazofia pero no puedo hacer más. Ya no solo porque el pájaro estuviera tan lejos sino porque tengo el teleobjetivo estropeado y no puedo enfocar en automático. Imaginaros enfocar un punto en el cielo a cientos de metros... pues eso es el alimoche de la foto. 
El teleobjetivo lo llevaré a arreglar en cuanto vuelva de un viaje de una semana al que voy en  unos días.
Aquí en el puente Quintos, poco más que destacar... Un par de buitres leonados (sigo fallando el negro), un roquero solitario en las peñas que caen al río, una buena concentración de hirúndidos (avión común y golondrina común, con algún avión roquero), una calzada, paso notable de curruca carrasqueña en la vegetación, así como de mosquitero musical y 4 andarríos grandes sobre el río. También, una culebrera subadulta que pasó hacia el sur.

Y el peregrino de Villafáfila.

A estas alturas ya llevaba dos especies nuevas para mi lista del Big Year que hacían la 197 y 198 así que, sin presión porque el día ya estaba amortizado, me acerqué a la zona de la presa de Santa Eulalia, tanto aguas arriba como aguas abajo del dique.
Poco movimiento en general pero con alguna buena observación que paso a comentar.
Pude anotar un grupo compacto de 47 andarríos chicos, que no está nada mal. De gaviotas solo dos especies y, ninguna de las dos, la más común aquí; 1 ej de 2ºcy de gaviota sombría y 2 ejs. de gaviota patiamarilla (1 ad. y 1 2ºcy). De ardeidas flojito: siguen estando el mismo número de garcetas comunes y de garcillas bueyeras que todo el verano, 7 y 3 ejemplares respectivamente, a lo que hay que añadir 9 garzas reales. Lo mejor en Santa Eulalia, dos vencejos reales, en paso seguramente, que bajaron a dar un par de pasadas sobre la lámina de agua del azud para beber y desaparecieron sin decir adiós. Pero..¡ojo! sin comerlo ni beberlo (perdón por la redundancia), el vencejo real hace mi especie 199.
Así que henchido de orgullo empecé a darle vueltas y a pensar si podría hacer esa misma mañana mi especie 200. Barajé posibilidades y, de repente, me acordé de una conversación con Alfredo Hernández donde me explicaba donde controlaba él en esta zona la curruca cabecinegra. Para allí me fui y me puse a pasear por una zona que me parecía apropiada, con pequeñas carrascas y muchas jaras. Sentado a la sombra, en una cuneta, puse en marcha la siempre eficiente técnica del "psssshing", que no es más que comenzar a mosquear a la peña del monte haciendo: "psssssh, pssssh, pssssh, psssssssssshhhh....". Este sonido, a páridos y sílvidos sobre todo, los vuelve locos y no pueden por menos que acercarse a ver que ocurre. Pues, precisamente esto, es lo que hizo, entre otros pájaros, una familia de currucas cabecinegras compuesta por un mínimo de tres jóvenes y un adulto. ¡Aquí tenía a mi especie 200!
Nada más desaparecer las currucas, al callarme yo, recogí los bártulos y me fui al coche para irme a casa. Por hoy, ya estaba bien...
Las únicas fotos que puedo mostraros para ilustrar esta parte son de libélulas que están quietas para poder enfocarlas con un mínimo de vergüenza. Entre las especies que vi, esta es la más interesante, Ischnura elegans.

Pero todo esto fue ayer y, hoy, ya estoy pensando en la 201 que, por otra parte, podría ser mañana mismo...

miércoles, 15 de agosto de 2012

Libélulas de Toro (I) y algo más...


Al igual que hice en la pasada entrada con las mariposas voy a ir dedicando, cuando pueda, otras a las libélulas más cercanas al lugar donde vivo, Toro.
Los odonatos me gustan mucho más que las mariposas, además de resultarme más sencillo su identificación (salvo casos concretos) aunque también llevo muy poco tiempo con ellos. Me parecen unos invertebrados fascinantes, superdepredadores en miniatura, con un ciclo biológico de lo más interesante y un símbolo de nuestros ríos, lagos, lagunas, charcas, abrevaderos, canales, pilones, cunetas inundadas, en fin, cualquier sitio con agua, que es lo que a mi me gusta.
Este está siendo un año muy malo para buscar libélulas debido a la enorme sequía que padecemos pero aquí, en Toro, tenemos la suerte de ser regados por uno de los ríos más grandes de la península ibérica, el Duero. Esto nos facilita poder buscarlas, utilizándolo como último recurso aunque sea.
Ayer, día 14, pude ver tres especies en un momento de dedicación y sin estar en uno de los mejores tramos del río debido a los enormes taludes que allí tiene y que impiden acercarte más a la orilla.
El primer odonato que identifiqué fue un macho de Orthetrum cancellatum, una poderosa libélula que se dedicaba a expulsar de su trocito de orilla a todo bicho que pasaba volando, ya fueran otras libélulas o avispas, mariposas, etc... Desgraciadamente no pude hacerle foto porque no paraba quieta apenas unos segundos y no podía arrimarme mucho, como ya os he dicho. De todas formas en este blog ya ha aparecido varias veces así que, si queréis ver imágenes, solo tenéis que ir a la columna de la derecha y pinchar sobre su nombre.
A la que sí pude fotografiar fue a la segunda especie, Sympetrum fonscolombii, de la que vi varios ejemplares. Es una de nuestra libélulas más comunes y es fácil de encontrar en casi cualquier sitio con un poco de agua, humedad tan solo o, incluso, en medio de cualquier páramo, ahora que se mueven mucho en esta época del año. A una de ellas sí que pude hacerle foto.

Y, de las tres especies de hoy, hay una que sobresale para mí especialmente ya que es la primera vez que la observo en mi corta vida de "dragonflyer". Sería lo que los aficionados ornitólogos españoles y, más concretamente, los twitchers denominamos un "bimbo", que sería algo así como "ver una especie por primera vez en la vida". Pues eso, hoy he hecho un bimbo para mi lista de odonatos.
Seguramente me habré cruzado con esta especie más de una vez pero nunca he sido capaz de separarla de otras muy parecidas en España como Ischnura graellsii o Ischnura pumilio. Esta se trata de Ischnura elegans y el motivo de haberla podido separar ha sido que voy aprendiendo cada vez un poquito más sobre odonatos, aunque muy lentamente porque todo mi tiempo se lo comen los pájaros. Para separar esta especie de otras parecidas lo mejor es fijarse en el pequeño cuernecillo que tiene en el pronotum (algo así como el cuello) y que se ve muy bien en esta primera foto.
Otro problema que tiene esta especie en concreto además del parecido con otras dos de nuestras especies del género Ischnura es que, dentro de la especie, tiene una altísima variabilidad morfológica, lo que hace que haya machos que parezcan hembras y hembras que parezcan machos, en cuanto a su coloracion. El pronotum es una buena forma de separar ambos sexos, además de otros rasgos.
Una segunda foto de Ischnura elegans.

Y mientras estaba enfrascado en la búsqueda de libélulas, apareció otro personaje que, por desgracia, es muy común en todos los medios acuáticos de nuestro país en general y de la provincia de Zamora en particular. Es un animal muy popular entre la sociedad actual, sobre todo, en el medio más rural y recibe varios nombres: cangrejo americano, cangrejo rojo americano, cangrejo de río americano, cangrejo de las marismas... Lo que queda claro es su procedencia y el nombre que le da la ciencia es Procambarus clarkii.
En España fue introducido hace ya unas cuantas décadas con varios fines: como cebo para pescar, fines culinarios, combatir algún tipo de enfermedad trasmitida por otros invertebrados o moluscos, etc... Pero en ese momento no se contó con el alto poder de adaptación de este ser y, en pocos años, plagaba ya cualquier sitio que tuviera agua. Es muy poco exigente con el hábitat por lo que puede encontrarse desde las aguas más puras y cristalinas, hasta cualquier poza maloliente.
La llegada de este cangrejo a nuestras aguas no ha traído más que problemas. El primero fue el desplazamiento hasta la destrucción en la mayor parte del país, salvo últimos ríos de montaña del interior, de nuestro cangrejo autóctono, el cangrejo de río ibérico Austropotamobius pallipes lusitanicus que estaba perfectamente adaptado a nuestro sistema ecológico. Mucho más agresivo, este cangrejo americano depreda sobre puestas del autóctono, además de transmitirle un hongo mortal para el cangrejo español. Este invasor ha destruido poblaciones enteras de peces y anfibios autóctonos ya que depreda sobre los huevos y las fases jóvenes de estos, por no decir que afecta también a las poblaciones de odonatos ya que estos tienen gran parte de su ciclo vital bajo el agua. Incluso ha llegado a alterar el hábitat que ocupa de manera masiva, siendo un grave problema, por ejemplo, para los campos de arroz.
Está catalogado en nuestro país como especie éxotica y está prohibida su introducción en el medio natural, además de la posesión, transporte, tráfico y comercio, salvo si está regulado legalmente. Solo se permite el ejercicio de su pesca dentro de la estrategia para su eliminación.
Me gustaría añadir una última cosa. Seguro que hay alguno más, por pequeño que sea, pero considero que tiene algo bueno o que, al menos, ha colaborado en algo. Y eso ha sido en la recuperación de nuestra querida nutria, especie que ha vuelto a muchos cauces de ríos porque ha aprendido a utilizar al cangrejo americano como recurso trófico, es decir, para alimentarse. En algunas pequeñas riberas donde escaseaban los peces pero la calidad de las aguas era magnífica y se asentó este crustáceo, las nutrias tuvieron un nuevo sustento para volver a estos hábitats mucho más ricos en otros recursos.
Así que esta foto me ha permitido presentaros a un miembro más de la fauna zamorana. Este, por desgracia, muy desagradable y completamente prescindible en la inmensa mayoría de los casos pero que, por cierto, está buenísimo en salsa roja...