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jueves, 16 de febrero de 2017

16/02/2017. Villafáfila con agua, tiempo de chorlitos

¡Pues tenemos agua! Esta es, quizá, la noticia más relevante de mi visita de hoy a la R.N. Lagunas de Villafáfila. Después de la intensa sequía que hemos padecido durante todo el invierno, las lluvias de los últimos días nos han dejado una lámina bastante aceptable. Aún está lejos de su plenitud pero estimo que debe de estar sobre el 70-80% de su capacidad. De momento vamos a disfrutar pero si marzo viene seco y con temperaturas altas, volveremos a pasarlo mal. Así que esperemos que se porte y nos acabe de traer buenas nubes cargadas.

En cuanto a las aves, como reza el título, es tiempo de chorlitos dorados y avefrías. El agua ha reactivado la actividad y en pocos días se ha sumado a la fenología de estas dos especies que comienzan su paso prenupcial. Hoy he podido disfrutar de varios miles de ejemplares de ambas especies. Según parece, el censo oficial ha arrojado 6000 avefrías y yo he estimado hoy unos 1800 chorlitos dorados. Durante las dos próximas semanas tendremos un espectáculo de grandes grupos de estas aves moviéndose por el complejo lagunar.

Parte de un gran grupo de chorlitos.

También han llegado las primeras avocetas (37) y agujas colinegras (25) que van subiendo al norte, otras dos especies típicas de febrero y marzo, cuando alcanzan picos de paso muy interesantes aquí, según los años. Otros limícolas hoy fueron: zarapito real (3), combatiente (19), correlimos común (5), correlimos menudo (1) y andarríos grande (1).
Parte del grupo de avocetas.

Por supuesto, si hay agua, hay anátidas: ánsar común, tarro blanco, ánade azulón, ánade friso, cuchara común, cerceta común, ánade rabudo, silbón europeo y porrón europeo. Como notas de interés, 43 rabudos y 4 porrones, aves ya en paso pues este invierno ha sido muy pobre con los primeros y los segundos solo se encuentran en un punto que no era el de hoy, por los que los doy por nuevos. Como siempre conté los tarros, arrojando una cifra de 109 aves.
Grupo mixto de patos con la localidad de Villafáfila de fondo.

Según el censo oficial aún quedan 3000 gansos. Esta mañana me entraron muchos de ellos a la Salina Grande a primera hora de este agradable día de febrero.

Entre ellos aún pude ver a uno de los collares noruegos que han pasado este invierno con nosotros, NK6. Además estaba relativamente cerca (esto aquí es a unos 250 metros).

En estas semanas comenzarán a mezclarse los primeros migrantes con las especies invernantes, como este búho campestre.

Y algunos de los residentes, aprovechando estos primeros días primaverales, empiezan a entonar sus cantos nupciales, como hacían hoy estorninos, trigueros o perdices.

Una de las invernantes, esta lavandera boyera de la subespecie inglesa yarrellii.

Y otro, una alondra común, mimetizándose perfectamente con el entorno.

Pocas cosas me prestan más que ver y, sobre todo, oír el monótono reclamo del alcaudón real perchado en lo alto de su atalaya.

El elenco de rapaces diurnas del día ha sido el paquete básico aquí en estas fechas: milano real, busardo ratonero, aguilucho pálido, aguilucho lagunero y cernícalo vulgar. A estos habría que sumarle, como excepción, un joven azor sembrando de pánico las ruinas del abandonado pueblo de Otero de Sariegos.
Milano real.

Las cajas nido colocadas por todo el perímetro lagunar y alrededores no dejan lugar a dudas de que están ocupadas. Este mochuelo será el mejor rodenticida posible. No contamina, no altera el medio y es gratis. A ver si le entra en la cabeza a quien corresponda.

Una de las especies más beneficiadas aquí por estos refugios han sido las grajillas. No hay mal que por bien no venga ya que para nada es una especie que viva su mejor momento. Estas no eliminarán topillos pero sí que lo harán con cantidades industriales de invertebrados, siendo así fieles colaboradoras del agricultor, manteniendo a raya a escarabajos y langostas.

Resumiendo, hoy olía a primavera...

domingo, 8 de enero de 2017

08/01/2017. Búhos que viven y mueren

Ayer, día 07, me encontré mi primera víctima en las carreteras en este año 2017 recién estrenado. Ni más ni menos que un ejemplar de búho real yacía totalmente destrozado en medio de uno de los carriles de la A-11 a la altura de Matilla La Seca.
Este tramo de autovía transcurre entre el mejor bosque-isla de Castilla y León, Montelarreina, y el comienzo de la vasta llanura cerealista de Tierra de Campos al norte del Duero. Los búhos que frecuentan esta parte de la A-11 lo hacen para alimentarse de los abundantísimos conejos que tienen sus cubiles en las cunetas de la vía. Algunos de ellos habrán nacido en el gran bosque de pinos y encinas carrascas cercano, en alguna vieja construcción, en algún viejo nido de córvido o rapaz o directamente en el suelo. Son muchos los búhos que mueren a tiros en Montelarreina por parte de los cazadores sin escrúpulos. Otros tantos lo hacen bajo el chispazo de fuego de alguna torreta eléctrica y alguno habrá que muera bajo los efectos de la bromadiolona que gratuitamente se reparte entre los agricultores para, supuestamente, acabar con los topillos. A ellos le sumamos las bajas de las carreteras con los atropellos y tenemos una sangría terrible de los escasos búhos reales mesetarios.
Con mal sabor de boca me quedé al encontrarme con esta enormidad hecha trizas...

... así que hoy, día 08, decidí empezar mi paseo por el suroeste zamorano visitando a una conocida pareja de búhos que justo, en estos momentos, están comenzando con la reproducción. Estos son búhos vivos que luchan por sacar familias año tras año a pesar de las graves pérdidas que sufrirán muchos de sus descendientes. 
Estos búhos mantienen a raya la gran población de conejos de la zona, además de ratas y ratones que viven con el ser humano. Por supuesto, mucha de su dieta la componen cientos de esos pequeños roedores llamados topillos y que para muchos son la representación del mismísimo Satanás. ¿Ninguna de esas personas se ha parado a pensar, de verdad, que sucedería si en lugar de disparar, electrocutar y atropellar búhos, lechuzas y mochuelos, fomentáramos su reproducción? 
La cosa está clara. Más depredadores especializados en roedores, menos roedores. No hace falta ser matemático para llegar a esta conclusión.
En la siguiente foto un búho real vivo, látigo de conejos (en la comarca donde está ubicado este nido se piden permisos de control de esta especie, ¡ojo!, por lo tanto es un aliado del agricultor), topillos, ratas y hasta gatos asilvestrados que tanto daño hacen en las poblaciones de nuestros pequeños pajarillos.

Además de búhos esta mañana estuve disfrutando de los páramos de La Bóveda de Toro en busca de especies esteparias. Aunque la madrugada fue muy fría, hasta -8ºC, la mañana ha sido espléndida e invitaba a pasear. Lo más interesante ha sido un solitario sisón, especie muy rara aquí en invierno y, por desgracia, cada vez más rara también en primavera y verano. 
Me pasó cerca en vuelo levantado por una cuadrilla de cazadores a lo lejos y se posó aún más lejos de mi posición pero aquí tenéis una foto testimonial.

Un primo pequeño del búho real, el mochuelo. Otro azote del topillo campesino.

Y al mediodía estaba en la vallisoletana localidad de Castronuño, a orillas del embalse de San José, muy cerca del límite con la provincia de Zamora. Aquí hice un listado de todo lo que vi ya que voy pocas veces y lo controlo mal, solo en la zona entre el pueblo y la presa: ánade azulón, ánade friso (2), cerceta común (3), cormorán grande, zampullín común (17), somormujo lavanco (11), avetorillo común (2), garceta grande (2), garza real, cigüeña blanca (1), milano real, busardo ratonero, aguilucho lagunero (2), rascón europeo, gallineta común, focha común, gaviota reidora (5), martín pescador (3), pico picapinos, pico menor (1), petirrojo, ruiseñor bastardo, mito, carbonero común, pinzón vulgar y escribano palustre.
Además vi brevemente una nutria.

lunes, 22 de febrero de 2016

22/02/2016. Juegos reales y Villafáfila

Hoy, en un día plenamente primaveral, he tenido la oportunidad o inmensa suerte más bien, de poder pasar casi el día entero con los prismáticos al cuello. He estado por la mañana, hasta las 16:00 hrs. aproximadamente, en la R.N. Lagunas de Villafáfila y de esta hora hasta poco antes de oscurecer, en las cercanas orillas del río Esla. Y así debería contaros la historia de hoy, en este orden, pero voy a empezar por la segunda parte porque es donde ha estado el momento del día.
Al poco de llegar a una zona de cortados fluviales, con toda la tarde en silencio y mientras mi navaja cortaba unas láminas de buen salchichón zamorano (comprados previamente en el almacén de Embutidos Fidalgo, de Villafáfila, el cual recomiendo sin duda), oí el inconfundible reclamo de la más grande depredadora de los cielos ibéricos, el águila real. Los graznidos de la rapaz provenían de la ladera del otro lado del río. Prospectando con los prismáticos y con la ayuda de un valiente cuervo que en seguida me marcó la posición de la rapaz, localicé a un precioso adulto posado en el centro de una encina. Pero cual fue mi sorpresa cuando, a su lado, había otro ejemplar más. 
A los gritos del cuervo acudieron otros 2 ejemplares para hacer comparsa y marcar como puntos gps la localización de los dos aguilones. Estos, hartos del hostigamiento, emprendieron el vuelo y, después de dos grandes vueltas en círculos, volando en tándem, dando volteretas e intimidando cuervos, volvieron a otro posadero cercano al anterior pero menos expuesto desde mi posición. Ahí estuvieron hasta que aparecieron los cuervos de nuevo, esta vez, con dos compañeros más, siendo cinco ejemplares en total. Y, nuevamente, caída en vacío sobre el río y remontada hacia los cielos haciéndose carantoñas, entrechocando las garras y emitiendo llamadas de pasión.
La hembra, grande, potente, de una anchura de alas suprema.

El macho, más estilizado, pequeño y ligero que su pareja.

Y, si sois capaces, encontraréis a los dos posados en esta gran encina.

Volaron varias veces sobre mi, volvieron a posarse en otro par de ocasiones para, al final, perderse tras una loma y no volver a verlas. Pero el recuerdo de la tarde en silencio y el potente reclamo de las águilas rompiéndolo todo, quedarán conmigo para siempre. 
No es la primera vez que presencio la parada nupcial de las águilas reales pero hoy ha sido un momento muy especial.
De interés por la zona, poco más. Un par de garcetas grandes, muchos aviones roqueros ya, un gavilán que se atrevió a cruzarse entre las grandes rapaces y un par de lúganos en lo alto de unos chopos.
Una de las garcetas grandes.

Pero retomemos la visita matutina a Villafáfila. 
Los gansos se han ido; apenas he visto unos 20 ejs. y otro grupo más en migración hacia el norte que ni miraron para abajo. En contrapartida comienzan a saltar los sensores primaverales. Y según se está poniendo la cosa, podríamos tener una primavera para el recuerdo.
Las especies emblemáticas de estos últimos días de febrero siguen en aumento. Los números de las anátidas que estoy controlando se mantienen o siguen sumando ejemplares. Así hoy he contado: tarro blanco (142 ejs. estable), porrón europeo (55 ejs., ligero aumento) y ánade rabudo (106 ejs., récord histórico personal).
En esta imagen una pareja de rabudos en primer término en la laguna de Las Salinas.

En cuanto a las estimas, calculo casi un millar de cercetas comunes, unos 1700-2000 cucharas, unas decenas de ánades silbones y varios centenares de ánades frisos y azulones.
Pareja de cercetas comunes.

Cucharas comunes en la laguna de Las Salinas.

Los limícolas también van en aumento. Hay dos especies que son muy de estas fechas, la aguja colinegra y la avoceta común. De la primera he contado 52 ejs. (en mi anterior visita, 16 de febrero, no había ninguna) y de avocetas hoy: 72 ejs. (en mi anterior visita: 31).
Agujas colinegras en la rasa de la Salina Grande.

Todavía quedan buenos grupos de chorlitos dorados. Hoy he anotado 520 ejs. en tres grupos diferentes. El más grande este de 310 ejs. en Las Salinas.

Otra especie que sigue en aumento son los zampullines cuellinegros. Van a ejemplar por visita desde que los descubrí y hoy ya eran 6. De interés también, 1 garceta grande en la laguna de Barillos. Se cuentan con poco más de una mano mis citas de esta especie en la Reserva desde que vi el primer ejemplar, en 2001 solo... Recordemos que esta especie hace apenas 15 años era toda una rareza por aquí.
Pero...¡primavera! Hoy la primavera me ha enseñado la patita. 
Señal 1) La primera abubilla por Villafáfila.

Señal 2) Aves dejándose los pulmones: alondra común, perdiz roja, cogujada común.... y los incansables y monótonos trigueros, como el de esta foto.

Señal 3) Los barbones se van poniendo burros y alguno, con los rayos de sol de hoy, no han dudado en ver si cada pluma está en su lugar preparada para exhibirse durante los próximos dos meses. Algunos han ido más allá y emborrachados de testosterona se han marcado una vuelta de pluma como si fuera abril...

Y Fonsito, en su casa de cría.

Y al macho de pardillo común se le va poniendo el pecho color frambuesa.

Las grajillas ya ocupan sus nidales.

Y la urraca vacila a las grajillas y farda de ser bicolor, no como ellas. Aunque yo pienso que debe envidiar ese ojo de lapislázuli de sus primas enlutadas...

Una de las lagunas más desconocidas, Las Salinas, a caballo entre los términos de Villafáfila y Villarrín. Encajonada en un vallejo, de difícil acceso y que fue la primera a la que los "técnicos" le metieron mano para intentar la desecación de todo el complejo lagunar hace varias décadas. 
Esta laguna estrecha pero muy alargada es una maravilla cuando está en las condiciones en que la tenemos ahora mismo. Lástima que sea tan engorroso y poco satisfactorio poder revisarla pero visualmente es impresionante, con muchos recodos y unas orillas llenas de vegetación que deben esconder un montón de maravillas en forma de aves, anfibios e invertebrados.
Hoy estuve y, si el barro arcilloso me lo permite, iré más veces esta primavera.

Y un bisbita alpino...

¿De veras hay gente que puede vivir sin todo esto?

martes, 2 de febrero de 2016

01/02/2016. Empiezan las novedades en Villafáfila

Hoy es el Día Mundial de los Humedales así que no hay mejor homenaje que dedicar una nueva entrada a uno de los humedales más importantes del país y que, para mi, es como un segundo hogar.
Su historia legal.
En el año 1972 se logró detener la desecación de este humedal cuando ya había sido construido el canal que debería sacar el agua del complejo lagunar para haber acabado seco, como ocurrió con otros humedales de interés en Castilla y León, y en toda España, debido a la política agraria de aquellos años. Pero por suerte y gracias a la intervención del organismo responsable de la conservación del Medio Ambiente de aquel entonces, ICONA, pudo paralizarse el proyecto y, ya entonces, se creó una "Zona de Caza Controlada".
En el año 1986 la Junta de Castilla y León declaró la Reserva Nacional de Caza de las Lagunas de Villafáfila, mediante la Ley 1/1986.
En 1994, también la Junta de Castilla y León, al objeto de proteger sus zonas húmedas, publicó el Catálogo de Zonas Húmedas de Protección Especial en Castilla y León y, desde entonces, están prácticamente catalogadas todas las lagunas que incluye la actual Reserva.
En 1996, a partir de la Ley de Caza de Castilla y León, se convirtió en Reserva Regional de Caza.
Finalmente, desde el año 2006, es Reserva Natural (Ley 6/2006).
Además es internacionalmente: ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), LIC (Lugar de Importancia Comunitaria, solo las 4.219 hectáreas centrales), forma parte de la red NATURA 2000 (que incluye a las zonas ecológicamente más valiosas de Europa) y está dentro del Convenio RAMSAR (Convenio Mundial de Protección de Zonas Húmedas de Importancia Internacional).
Sin duda hoy, 02 de febrero, ¡es su día! Y como hoy no podía ir a rendirle pleitesía fui ayer para alcanzar mi visita número 322 a este magnífico humedal.
Como cabía esperar, con la llegada de tanta cantidad de agua (100% ahora mismo), comienzan a llegar las novedades. Hoy voy a citaros tres observaciones de interés.
La primera ha sido la gran cantidad de porrones europeos que he podido censar. Me han salido 166 ejemplares en dos grandes grupos, uno en la Salina Grande y otro en Barillos. Los patos buceadores no se prodigan mucho por el lugar pero algunos años, como este cuando el nivel de agua está al máximo, sí que se produce la llegada de ejemplares de manera más numerosa de lo normal. Esta es, sin duda, mi cifra récord personal pero consultando bibliografía y a amigos, no es el máximo.
Según Rodríguez & Palacios (2007) el récord de la Reserva es de 650 ejs. en enero de 1990; además, en la misma obra, hay otra cifra de 211 ejs. en 1998 y de 179 ejs. en 2004 a la que habría que sumar una estima de 200 ejs. el 04 de marzo de 2014, por Cristian Osorio. Estas cuatro cifras son las únicas que conozco superiores a la de este 01 de febrero de 2016. 
Por suerte, es de esperar que esta cifra vaya en aumento ya que los propios autores presentan gráficas donde, claramente, febrero es el mejor mes para la especie aquí para el periodo 1995-2005.
En la siguiente foto se ven 57 ejs. en este grupo pero llegaban a los 102 ejs.

Y la siguiente observación del día también tiene que ver con aves buceadoras. A primera hora localicé 4 zampullines cuellinegros desde el observatorio de Otero de Sariegos pero, al final de la mañana, le di la vuelta a la gran laguna y los estuve viendo más cerca, desde la balsa de la depuradora, en la parte norte. Aquí pude fotografiarlos aunque nunca a los cuatro juntos.

Esta especie va a más en la Reserva y es posible que este año, con tanto agua, vuelva a criar aquí además de batir récord de ejemplares.

La tercera observación de interés fue la de un chorlitejo grande, por lo tanto, meramente fenológica ya que es el primero que vemos en la provincia de Zamora este año. Estaba ligado a 3 correlimos comunes y, a su vez, a un gran grupo de avefrías con los que se movían. Y aunque estaba lejos y el día, como habéis visto en fotos anteriores, estaba muy oscuro, pude hacerle una toma de registro.

Otra anátida con buenas cifras aquí este año es el ánade rabudo, aunque hoy solo localicé la mitad de ejemplares que el otro día, seguramente debido a que se encuentran en un lugar un poco inaccesible. Hoy conté 55 rabudos.
Por lo demás, todo sigue lleno de pájaros, con los patos como protagonistas, de los que podemos disfrutar de todas las especies más comunes del invierno ibérico, con excelentes cifras de ánades frisos, cucharas y cercetas comunes, por ejemplo, además de tarros blancos.
Los limícolas son muy difíciles de controlar en estas condiciones porque están muy dispersos debido a que les vale cualquier charco grande o lagunajo aislado. Por tanto, las cifras que pueda dar son irrisorias respecto a lo que hay en realidad, unos ejemplos: correlimos común (13), combatiente (2), chorlito dorado europeo (330 ejs. hoy nada más, cuando hay miles en los alrededores), aguja colinegra (1)...etc. Quizá solo las 14 avocetas sea un número fiable, debido a su fácil detectabilidad a largas distancias.
Grupo de avefrías, chorlitos dorados y correlimos comunes en la laguna de La Rosa, en Revellinos.

El momento de película del día fue el ver a un halcón peregrino sacando a un estornino pinto de lo más profundo de un bando de 2000 ejs. que describían impresionantes figuras al huir de él.
En la zona de la Parva había una pitanza importante de milanos reales, aguiluchos laguneros y algún ratonero. El motivo era el cadáver de un ganso. En esta imagen podéis ver a uno de los laguneros saciado mientras ejemplares de gansos, estos vivos, se interponen entre él y el rosario de plumas que va esparciendo la brisa desde el ganso difunto.

Las cigüeñas blancas campean por las praderas encharcadas en busca de invertebrados y anfibios que sustenten su enorme corpachón.

Y, venga, uno de esos mochuelos de Villafáfila tan famosos entre los fotógrafos adictos para que vean que pueden tomarse imágenes sin salir del coche, no como uno que andaba ayer por la mañana persiguiendo a un mochuelín de mojón en mojón de piedras sin sentido alguno, ni el del ridículo que estaba haciendo vamos... Esta la hice en otro lugar poco después de presenciar ese comportamiento tan gilipollas y con un equipo muchísimo más modesto que el que llevaba el fotógrafo cinegético.