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miércoles, 25 de enero de 2017

22/01/2017. Jornada maratoniana

Por fin tuve una jornada completa de campo en este 2017 por tierra zamorana. Comenzaba a desesperarme no tener un rato para disfrutar un día completo sin prisas y poder así avanzar un poco con el Big Year que me he propuesto este año como "reto".
Decidí visitar las riberas del río Esla entre Bretocino y Santa Eulalia de Tábara, unos de mis lugares favoritos y  que tenía muy abandonados. Eso para la mañana y, la tarde, acabar en la R.N. Lagunas de Villafáfila.
Como es menester en esta época del año, si queremos aprovecharnos de un soleado día invernal, primero hay que pagar la penitencia de una buena helada. Así estaba el Esla en Bretocino, justo antes de la zuda que encauzaba el agua al viejo molino.

Aquí me entretuve con las anátidas que se iban desperezando y con los pequeños pajarillos ribereños que iban comenzando su actividad. El sol prometía luz pero no calor. A esta hora había -5ºC. Que se lo pregunten a esta garceta grande (una de los 5 ejemplares que había por allí) que ansiaba coger calor lo antes posible después de una noche que debe de haber sido demencial para los habitantes del gran río.

Entre los patos lo más interesante fueron 4 ánsares comunes que debieron de pasar esa noche allí pues, lo lógico, es que lo hagan en las cercanas lagunas de Villafáfila. Además de los azulones también anoté 7 ánades frisos y 5 cercetas comunes.
Entre los paseriformes lo mejor fue un grupito de unos 20 lúganos, caros este año, y una buena cantidad de zorzales por el lugar.
Aquí los gansos.

Desde la ribera de Bretocino subí al monte que lleva a la carretera hacia Santa Eulalia de Tábara. Muy pobre en aves esta zona, al menos, pude disfrutar de las imponentes vistas sobre el Esla que se remansa debido a la cercana presa.

Mi ave favorita me acompañó durante este rato. La estampa de los alcaudones reales sobre las perchas más altas emitiendo su monótono y sonoro reclamo que rompe el silencio invernal es uno de esos momentos top de la estación fría, para mí.

Ya en el azud, junto a la presa, me dediqué a censar las acuáticas (salvo los cormoranes) también. Esto fue lo que conté: ánade azulón (464), ánade friso (81), silbón europeo (46), cerceta común (4), zampullín común (12), somormujo lavanco (2), garceta grande (2) y andarríos grande (3). Viendo los buenos números de alguna especie fui hasta el puente Quintos, desde la orilla de Granja de Moreruela, pues supuse que allí también habría patos. Si los contaba tendría censado todo este tramo más embalsado, así que eso hice. 
En esta parte anoté: ánade azulón (11), ánade friso (4) y silbón europeo (99), zampullín común (8) y garceta grande (1).
Esos 145 silbones y 85 frisos aquí son una cifra muy a tener en cuenta. Quizá la sequía de Villafáfila tenga algo que ver. En la imagen varios de ellos en la orilla del hielo.

Después del merecido almuerzo quise aprovechar la tarde en la R.N. Lagunas de Villafáfila. La dediqué, básicamente, a buscar especies nuevas para el Big Year recién estrenado. 
Pero de todas esas especies que había planeado buscar había una con la que no contaba, al menos, este día. Sí para el cómputo anual pero tenía pensado dedicarle algún rato en un punto conocido para la especie ya que conlleva el ponerse botas de agua, patear, etc...
Sin querer me tropecé con una agachadiza chica en una cuneta inundada. A pesar de llevar ya un buen puñado de aves vistas aquí esta es, sin duda, la mejor observación de todas. A un par de metros del coche y totalmente confiada y alimentándose con ese movimiento tan característico -editaré un vídeo los próximos días para que lo veáis-. Es, sin duda, uno de los limícolas más misteriosos de todos los que pasan por nuestro país. De hábitos muy discretos cuando se ve sorprendida en campo abierto confía totalmente en su camuflaje y manera de moverse para pasar desapercibida. De hecho, estuve unos 20 minutos con ella y la dejé donde la encontré. Estas son algunas de las fotos que le tomé.

Visité la Casa del Parque en busca de las dos especies invernantes de porrón y, entre ellos, seguía el zampullín cuellinegro que se quedó a pasar el invierno, el único del que tenemos noticias en toda la provincia.

La jornada acabó, como siempre por las tardes, a orillas de la Salina Grande. Aquí pude hacer un repaso a casi todo lo que había, que es poco debido a la maldita sequía que padecemos. Por ejemplo en cuanto a los limícolas listé solo esto: avefría europea, combatiente (46), zarapito real (2), archibebe común (3) y correlimos común (29). 
De lo mejor fue la aparición de 2 espátulas, las primeras del paso prenupcial. Estas fueron puntuales a su cita con la última semana de enero. Curiosamente la primera cita del año 2012, por ejemplo, también es del 22 de enero, cuando vi 3 ejs. -recuerdo ese día porque venía de Galicia de bimbar un mosquitero de Hume-.

Por supuesto conté todos los tarros blancos que me encontré haciendo un total de 105 ejs.. Hemos perdido 20-30 efectivos respecto a los mejores números de este invierno.
Entre las rapaces pude ver: milano real, aguilucho lagunero, aguilucho pálido, busardo ratonero, esmerejón y cernícalo vulgar.
Los gansos volvieron a retrasarse y cuando me fui, ya casi de noche cerrada, aún no habían entrado. El que sí lo hizo fue el pequeño grupo de grullas invernantes que tenemos, arrojando una cifra final de 121 individuos. Entre ellas había una anillada que llegó en un primer bando de 6 aves. Pero la distancia aquí es como para convertir en ciencia ficción el leer algo. En la imagen la podéis ver.

Y esta es la llegada de las otras 115.

Después de las grullas llegaron gaviotas, 29 reidoras y 2 sombrías.
Pero este día lo recordaré, además de por proporcionarme mi mejor observación de agachadiza chica, por la cantidad de mamíferos que vi en diversos puntos. Cuatro especies vivas: nutria, visón americano, tejón y zorro, más un turón muerto atropellado.
Nutria en el río Esla.

Visón americano a la altura de Bretocino, también en el Esla.

Y, lamentablemente, esta es la forma más habitual de encontrarte al tímido turón. Por suerte, alguna vez los he visto vivos.

Y el regalo de cada final de jornada en Villafáfila...

miércoles, 7 de diciembre de 2016

06/12/2016. Ánsar piquicorto en Villafáfila

Ayer fue un precioso día "invernal". Lo de invernal va entre comillas porque 13ºC a mediodía un 06 de diciembre no parece demasiado invernal pero...bueno. En la mayoría de la provincia había una intensa niebla
Así que con estas características, Manu Rodríguez y yo, decidimos a ir a pasar el día festivo con las familias a la Reserva. Dar un paseo viendo lo que saliera, meternos un buen menú en uno de los mesones de Villafáfila, que disfrutasen los niños y esperar el atardecer para ver el inmenso espectáculo. O sea, un día de esos sin muchas expectativas ornitológicas. Hay otras jornadas, cuando vas solo o entre pajareros, que te dejas el ojo en el telescopio y los prismáticos revisando cada pluma que está a tu alcance. Hoy no sacamos los telescopios hasta las 16:30 y a los pocos segundos de hacerlo... ¡ánsar piquicorto! 
Llevábamos sin sacar un piquicorto en Villafáfila, ¡casi tres años!, desde enero de 2014 (J.Barrueso et al.).
Este de hoy estaba en la zona oriental de la Salina Grande inmerso en un gran grupo de ánsares comunes. Con esta ya son 4 especies de gansos durante este invierno -común, careto, piquicorto y barnacla cariblanca-. Lejos quedan los inviernos en los que podías ver casi todas las especies del Paleártico Occidental pero hay que conformarse y adaptarse a los tiempos.
Unas fotos.

Pastaba y descansaba tranquilamente hasta que el paso constante de grupos de ánsares hacia otras zonas hizo que algunos se levantaran, entre ellos, nuestro piquicorto.

La bridge no es el mejor instrumento para hacer fotos en vuelo pero, a veces, suena la flauta...

No lejos de allí, en el pequeño canal de agua que recorre la Salina Grande y que es el único punto navegable para patos descubrimos un híbrido ánade azulón x silbón europeo, un macho. De hecho compartía lugar con las dos especies que lo engendraron. Según parece este híbrido no es nada raro en libertad. Y es que se ha demostrado la hibridación del ánade azulón con, nada menos, que otras 62 especies de anátidas.
Híbrido Anas platyrhynchos x Anas penelope.

En la misma zona leímos un collar, NK6, que es la primera vez que se lee en España. Más que nada porque Arne Follestad lo marcó en Noruega el pasado mes de julio.

Y del resto de especies muy pocos datos, como podéis imaginar. Con cuatro niños jugando a nuestro alrededor la cosa se pone difícil. 
Aún así centré esfuerzos en contar los tarros blancos, como siempre, dando el resultado de 106 ejs. -3 individuos más que el pasado recuento-. Siguen estando concentrados en 3 únicos puntos. Estos son los de la laguna de San Pedro, en Villarrín de Campos, donde se ven muy bien.

Y de la siguiente imagen estoy muy orgullos pues es de las primeras que hace Diego Rodrigo que, por el nombre, ya os imaginaréis quien es.

También en San Pedro había un par de combatientes junto con avefrías.

Nueva visita a la Reserva y nuevo disgusto. Si en días anteriores han sido coches y motos los que han causado molestias a la avifauna de la Salina Grande, como ya os he contado en las entradas anteriores a esta y que podéis releer si queréis, en un día de caza como fue ayer pues imaginad.
Sobre las 17:15 horas nos encontramos un joven aguilucho lagunero cerca de nuestra posición, posado en el suelo en una postura rara. Nada más verlo, gente con experiencia como Manu y yo, sabíamos que no estaba en plenas facultades. Revisado con el telescopio vimos que tenía la parte izquierda de la cara dañada, con un ojo en mal estado. Decidí acercarme y levantó el vuelo con dificultades, volando varios metros y tirándose -lo de posarse era imposible- al suelo de nuevo. Al volar vimos que solo le quedaban dos plumas caudales y que colgaba una de sus patas. Este pájaro había sido tiroteado con casi toda seguridad y, lo peor, está sentenciado.

Ayer, a última hora de la tarde, bajó una niebla muy densa en pocos minutos que lo cubrió todo. A pesar de esto, cuando comenzaron a entrar gansos a la Salina Grande para pasar la noche, se oían tiros por todos lados. Recordemos que está prohibido cazar con niebla. En ese momento mi familia, la de Manu y yo estábamos en el observatorio de Otero esperando la gran entrada que, por desgracia, se vería frustrada por la niebla. Allí había un montón de gente venida de fuera, algo típico en un día festivo de diciembre aquí. Gente que ha hecho muchos kilómetros para disfrutar de Villafáfila y que se ha dejado el dinero en los restaurantes de la zona. Habría unas 30 personas y, la mayoría, estaban escandalizadas por el bochornoso espectáculo. Para mí esto es una auténtica vergüenza. Que gente venga a disfrutar de uno de los tesoros de mi querida Zamora y se encuentren con que la banda sonora de las tardes de un día como el de ayer son los tiros de las escopetas en vez de los graznidos de gansos y grullas, es lamentable. Algunas personas las imágenes que se llevaron de la R.N. Lagunas de Villafáfila fue, por la mañana, ver como algunos cazadores acribillan a los gansos según salen de las lagunas. Esto es penoso.
Pero bueno ayer, al menos, la Guardería estaba por la zona. Estaba para controlar a la gente que estábamos en Otero...
La Administración mira para otro lado. Yo quiero verlos así y la Reserva se creó para esto, no para verlos llover muertos del cielo.
 

martes, 27 de octubre de 2015

Nueva especie y anillamiento

El pasado día 23 asistí a una nueva jornada de anillamiento en la Casa del Parque de la R.N. Lagunas de Villafáfila, organizada por el GIA/León. 
Este año están saliendo unas jornadas bastante buenas y, lo que es mejor, bastante numerosas tanto en días como en número de ejemplares lo que nos está haciendo disfrutar mucho a los que estamos pudiendo acercarnos.
Pero antes de entrar con la sesión y contar como se dio me gustaría contaros que fue lo mejor de la mañana para mí. Estábamos poniendo metales y aprendiendo con el bueno de Pepe San Román cuando un reclamo familiar pero que no oía desde el pasado invierno llegó a mi oído... Un pequeño pajarillo se posó en lo alto de un árbol cercano atraído, seguramente, por los gritos de alarma de uno de los herrerillos comunes que luchaban en una de las bolsas antes de ser marcado. El pájaro del árbol resultó ser, ni más ni menos, que un precioso macho de lúgano. No es que fuera el primero que veo esta temporada, es que ha resultado ser el primero que veo dentro de los límites de la Reserva Natural...¡en mi vida! Y como sabéis soy fiel seguidor de la lista de este lugar. Así, sin comerlo ni beberlo, me acababa de anotar mi especie número 238 en dicho listado que empecé hace muchísimos años. 
El lúgano apenas se posó unos segundos y me llegó a dar tiempo a casi enfocarlo con la cámara pero, por desgracia, no a disparar. Enseguida se percató de nuestra presencia pues estaba a menos de 10 metros de donde habíamos montado el set de trabajo y éramos siete personas.
Es una especie muy, muy escasa en ese lugar. Como digo yo nunca lo había observado antes, a pesar de llevar 20 años visitando la Reserva. Pepe, otro veterano de allí, también era la primera vez que lo veía. Es posible que aves solitarias, como esta, o pequeños grupos de lúganos, visiten puntualmente algún lugar dentro de los límites administrativos del espacio protegido. Yo no descarté encontrármelo alguna vez pero esperaba que fuera en alguna de las alamedas que salpican los campos de labor, los espacios abiertos. 
Con este ya tengo el cupo completo de los fringílidos que potencialmente era factible encontrarme aquí. De los comunes ya solo quedarían el camachuelo común, el piquituerto común y el verderón serrano, de los que se pueden ver en la provincia. De los tres, nunca se sabe si un invierno podría toparme con un camachuelo en alguna de las alamedas más frondosas o en alguna hilera de zarzas o rosales. Para el piquituerto ya lo veo mucho más difícil aunque, en el año 1992, me encontré un ejemplar muerto de esta especie un mes de octubre en Pajares de la Lampreana, municipio que está en los límites de la Reserva. Quizá pudiera aparecer alguno en las cada vez más numerosas plantaciones artificiales de pinos... Al verderón serrano si que no lo espero. Fuera de estos tres ya habría que hablar de rarezas dentro de la familia de los fringílidos. Bien fuera una rareza provincial, como podría ser un camachuelo trompetero (¡ojo! ya citado en la provincia antes...) o una rareza nacional en forma de: pardillo sizerín, pardillo piquigualdo o camachuelo carminoso. Pero eso es hacerse pajas mentales (con perdón) y francamente imposible.
El anillamiento fue estupendo. Cogimos 52 pájaros (46 aves nuevas + 6 recapturas) de 10 especies diferentes (todas las que veréis a continuación más jilguero). Entre las recapturas, lo más interesante fue un petirrojo que se había anillado ahí mismo pero el 31 de octubre de 2013, como edad 3. Teniendo en cuenta que esta especie no cría aquí, estamos hablando de un migrante-invernante fiel.
Las estrellas de la jornada fueron dos preciosos reyezuelos listados. Aunque se han cogido aquí más veces, era la primera oportunidad que tenía de verlos tan en detalle. Pero tanto, tanto, como muestran las siguientes fotos.


Este pesó 4,9 grs. pero a pesar de ser tan diminuto es un gigante entre los más guapos de nuestros montes. 


Como especies nuevas que, al menos yo, no había tenido la oportunidad de coger todavía este año aquí estuvieron varios zorzales comunes.

Y este mirlo común de 1ºw.

También el primer pinzón vulgar del año, una hembra.

El resto de la jornada fue completada por los más comunes aquí en estas semanas.
Mosquitero común.

Curruca capirotada, aquí un macho.

Petirrojo.

Ruiseñor bastardo.

Y herrerillo común.

El primero de los dos reyezuelos que soltamos se posó cerca de nosotros y, además, se dejó fotografiar a placer mientras se recuperaba del susto.

Poco movimiento de acuáticas en la zona. Vi mi primer silbón (una hembra) y, de fondo, se oyeron grullas y un gran grupo de gansos pero no salí de la Casa del Parque a revisarlos porque quería centrarme en disfrutar la mañana con los paseriformes y disponía, además, del tiempo justo.
Los abundantes conejos cogían calor a primera hora.

Y este fue un regalo de la naturaleza mientras dábamos la primera vuelta. Como ya os he dicho más veces, Villafáfila regala unos amaneceres y, sobre todo, unos atardeceres de ensueño...

En días anteriores y posteriores a ese 23 de octubre he tenido poca chicha pero sí he buscado pájaros. Me he centrado en los paseriformes principalmente.
Por ejemplo, el día 20, me hice un recorrido por las riberas del Duero, en Toro. Me saqué 33 especies de aves, la mayoría pequeños pájaros de ribera. Poco de interés salvo el último mosquitero musical del año y el primer lúgano del invierno para la provincia. Paso muy notorio de mosquitero común y curruca capirotada entre las aves forestales y, en el agua, movimiento de martín pescador, con hasta 7 ejemplares diferentes en un pequeño tramo de río.
El día 22 un bonito adulto de azor detrás de las torcaces en otro punto del t.m. de Toro. 
El día 24, en la laguna de Villaguer, había 6 garcetas grandes y unas 100 avefrías entre otras cosas.


Y el día 25, esta vez en paseo familiar por la Casa del Parque de Villafáfila, de nuevo volví a ver el lúgano solitario brevemente y casi en el mismo sitio.