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jueves, 23 de febrero de 2017

21/02/2017. Palomas bravías ¿silvestres?

Hace unos pocos días estuve disfrutando de aves y amigos en la costa gallega. Entre la multitud de conversaciones que, generosamente, surgen y fluyen en torno a las aves, tuvimos una sobre si aún quedaban poblaciones completamente silvestres de paloma bravía. Mi opinión personal es que, si quedan algunas poblaciones, deben ser muy pequeñas y relictas.
Pero a raíz de esa reflexión ayer y hoy he estado buscando y mirando información que me pusiera al día sobre esta especie. Además, no contento con eso, hace un par de jornadas me fui a un lugar de la provincia de Zamora donde hay aún palomas que, morfológicamente y por lugar donde habitan, podrían ser palomas bravías silvestres.
Originariamente esta especie ocupa todos los países de la cuenca mediterránea, Oriente Medio, Asia central y parte de las Islas Británicas. Pero, como todos sabemos, su variante doméstica es una de las aves más abundantes del Mundo, ocupando todos los continentes y siempre ligada al hombre y su medio transformado. Las bravías de la forma silvestre deben ocupar acantilados marinos, cortados fluviales y de las sierras. Además deberían estar alejadas de núcleos urbanos para favorecer su pureza y evitar el contacto con alguna de las decenas de razas que el hombre ha ido fabricando y seleccionando. Esas palomas deben tener los rasgos físicos típicos de la especie en su origen.
Las que yo visité hace dos días son apenas 3-4 parejas que habitan en una zona abrupta de los cañones del río Duero. Incluso hay movimiento de palomas de origen doméstico en la zona pero nuestras protagonistas mantienen las distancias clarísimamente y jamás se mezclan con ellas a pesar de estar separadas solo por unas decenas de metros. Son mucho más desconfiadas y ocupan la parte alta de los cortados sobre el río. Morfológicamente son exactamente lo que cabría esperar para la forma silvestre: ave gris pizarra con collar y cabeza de un gris más oscuro -el cuello con iridiscencias violáceas, verdes y azules-, doble banda negra en el ala, obispillo blanco y cola del mismo color que el cuerpo pero con banda terminal negra. Las patas y los ojos son de un rojizo llamativo y el pico negro. Además, en vuelo, la axila es blanca mientras que en sus parientes, la paloma zurita y la paloma torcaz, es oscura.
En las fotos, una pareja de palomas bravías mostrando los rasgos silvestres para esta especie.

Y en la siguiente imagen un detalle de una de ellas donde podemos apreciar parte de lo descrito anteriormente. La verdad es que con la luz del atardecer a favor, podemos disfrutar esos brillos de colores vivos que la hacen mucho más llamativa de lo que podríamos imaginarnos en un principio.

Estas poblaciones silvestres parecen estar en franco declive y sus principales problemas parecen ser el deterioro del hábitat y la contaminación con las poblaciones semidomésticas. Quizá estas que habitan en una zona tan despoblada de la provincia de Zamora, donde los núcleos urbanos son pocos y muchos apenas albergan ya población humana durante gran parte del año, metidas en lo más profundo de los cañones fluviales que escoltan al Duero y que mantienen las distancias con algunos pequeños bandos de procedencia semidoméstica, pueden ser de las pocas palomas puramente bravías que queden en nuestro país. Según el último Atlas de las aves de España (2002), las mejores poblaciones de palomas bravías de forma silvestre se encuentran en Extremadura y Andalucía y, en menor medida, en la costa cantábrica y mediterránea. 
En mi opinión y experiencia esto es francamente difícil, al menos, en los dos últimos casos donde la masificación humana de la costa ha llevado consigo grandes poblaciones de palomas de origen doméstico. En el Levante, por ejemplo, la columbofilia es un arte tradicional y la población de palomas de origen doméstico, con todas sus diferentes razas, es tremendamente grande.
Quizá, antes de que la perdamos para siempre, merecería la pena un esfuerzo para valorar su estado real que, personalmente, creo que debe ser muy crítico.
Además de palomas bravías en ese lugar, cercano a la capital de Zamora, pude disfrutar de águilas reales, chovas piquirrojas o búhos reales, entre otras muchas especies. 
Antes de todo eso había parado en una zuda del río Duero, en Zamora, a la altura del barrio ribereño de Olivares. Una hora antes, José Barrueso, había informado de la localización de un bonito adulto de gaviota cabecinegra entre todas las reidoras y sombrías que cada mediodía llegan al lugar a bañarse, procedentes de la cercana planta de tratamiento de residuos urbanos, que dista solo unos pocos kilómetros.

También de interés entre ellas, había una gaviota patiamarilla pero que no pude retratar.
Una hembra de aguilucho pálido coronando el cielo es una buena oportunidad para fijarse en detalles que no siempre se ven cuando vuela en su rutina normal, raseando los campos.

Y recomiendo disfrutar de los aún abundantes milanos reales porque en unos días se marcharán la mayoría y solo quedarán los reproductores. Bellísima rapaz sin duda.

Junto al Duero me encontré una musaraña muerta. Tomé unas imágenes y pedí ayuda para su identificación. Personalmente pensaba que se trataba de una musaraña gris y, con la respuesta de gente que sabe más que yo, como J.Alfredo Hernández, parece que estaba en lo cierto.

En esta imagen podemos ver el porqué de su nombre en inglés: Greater White-toothed Shrew.

domingo, 4 de diciembre de 2016

01/12/2016. Buenos números en Villafáfila a pesar de todo...

Aunque la jornada de campo del pasado día 01 fue mucho más amplia, lo realmente interesante lo viví por la tarde en Villafáfila. Amanecí en el embalse de Ricobayo, zona entre Montamarta y San Cebrián de Castro, de ahí subí hasta el norte de la provincia, a la sierra de Carpurias para visitar el parque eólico de Las Labradas pero viendo el estado de flojera general del lugar, me fui a mediodía a Villafáfila.
Compartí almuerzo con mi amigo Pepe San Román y después ya me acompañaría hasta el fin de la jornada. Dimos la vuelta de rigor a la Casa del Parque para controlar, sobre todo, los porrones -sin novedades- y luego ya hicimos dos puntos en la Salina Grande, hasta el anochecer.
Como sabéis los que me leéis habitualmente, por aquí estamos sin agua. Pero lo sorprendente es que, a pesar de esta circunstancia, estemos teniendo un principio de invernada muy decente para algunas especies, sobre todo, el ánsar común. La entrada al atardecer de este día fue impresionante. Los 3 que allí nos encontrábamos, Jose Javier Orduña además de Pepe y yo, coincidimos en que hacía tiempo que no vivíamos una entrada de gansos semejante. Ni mucho menos como a mediados de los 90's, cuando tuvimos el pico máximo histórico de invernada de esta especie aquí, pero sí que hacía varios años que no veíamos semejante espectáculo.
Ahora falta resolver las dudas y ver si este número solo es una eventualidad debida a que la especie está en estos días en un paso intenso y esa tarde solo coincidieron los invernantes residentes con invernantes en paso o es que, realmente, hay una invernada mejor que en años previos. Como no hay censo oficial hasta mediados de mes pues, de momento, nos quedamos con las dudas.
Pero no solo los gansos han ofrecido buenos números. Hay varias especies que comienzan a mostrar su presencia en este invierno de Villafáfila con números notables. Como siempre centré mis esmeros en contar de manera concisa los tarros blancos, como desde hace 5 inviernos. El número de este día ya fue de 103 ejs. repartidos en dos núcleos, uno en la laguna de San Pedro (15) en Villarrín y el otro en la Salina Grande (88) en Villafáfila. 
Estos son parte de los primeros.

Hay presencia de todas las anátidas comunes, destacando el número ya de cercetas y silbones, además del azulón, claro.
Cercetas comunes en la laguna de San Pedro.

Y sigue el macho de ánade rabudo en la Casa del Parque. Además había un pequeño grupo en la Salina Grande, zona de la rasa.

Buen grupo hay también de limis formado por: avoceta común (12), correlimos común (131), correlimos menudo (1), aguja colinegra (1), combatiente (51) y zarapito real (8), además de avefrías, agachadizas comunes y algún andarríos grande. En la imagen los correlimos en primer plano y unas pocas avocetas ya preparando el dormidero.

Bonito espectáculo también el que nos ofrecieron las gaviotas reidoras. Puntuales a su hora cayeron del cielo procedentes de no se sabe donde; seguramente del embalse de Ricobayo o del vertedero de Zamora.

Con las últimas luces hicimos el recuento final arrojando la cifra de 394 gaviotas reidoras y 3 gaviotas sombrías.

Justo antes nos dio tiempo a leer un collar B[NR4]. Arne Follestad lo marcó en julio de 2014 en Slibraken, Noruega. Hasta ahora había visitado Dinamarca, Alemania y Holanda. Esta es la primera vez que se lee en España.

Un día más, y ya van dos seguidos, el lugar vuelve a sufrir molestias en una hora crítica como es el atardecer, cuando más aves acuden a la laguna. Si en la vez anterior fue un coche el que, ni corto ni perezoso, atravesó la cuenca, en este día fue un motorista el que se dedicó a correr con su moto, muy ruidosa, el borde lagunar levantando todo lo que había en su radio de acción. Además desde nuestra posición no apreciamos que llevara matrícula (algo común por desgracia en estas tierras) lo que nos da una información rigurosa del tipo de persona que va sobre ese vehículo y sus intenciones y que no voy a calificar de forma explícita en público. Ahí tenéis su foto. A ver si la Guardería toma nota y evita estos problemas que sufrimos día tras día. Recordemos que el acceso ahí está PROHIBIDO.

Por lo demás otro atardecer para recordar...

La siguiente foto la hizo José Javier con mi cámara pero por defecto puse mi nombre.

Pero como ya conté al principio mi jornada empezó al amanecer. El embalse de Ricobayo está bajo mínimos. Esto hace que apenas haya agua estancada salvo en algún tramo como en Montamarta. Entre San Cebrián y Perilla ya solo es el río Esla. Está tan bajo el nivel que afloran viejas construcciones como este puente que debió servir como travesía hace muchos años, antes de quedar sumergido por las aguas del pantano.

La zona de Valclemente, un lugar ideal para ver aves con unos niveles de agua decentes, se encuentra así.

Pero en Montamarta sí había algunas cosas de interés como 5 porrones europeos, 1 gaviota sombría y, sobre todo, 1 tarro blanco. Este último debe de ser uno de los dos que aparecieron en septiembre. Fuera de Villafáfila esta especie no es nada común en Zamora. Los somormujos lavancos arrojaron la cifra de 403 individuos, lo que vuelve a constatar que este es el mejor punto de invernada de la especie en nuestra provincia.
Y antes de ir a Villafáfila estuve en Las Labradas, en la sierra de Carpurias, entre Arrabalde y Villaferrueña. La zona que más me gusta es la del castro de los astures -II Edad del Hierro- pero decidí ir al parque eólico en busca de alguna especie montana que ya se ha visto por aquí (acentor alpino y gorrión alpino). No se movía ningún pájaro salvo un grupo de perdices rojas y alguna curruca rabilarga. Eso sí, la meseta del castro se ve imponente desde aquí, sobre la vega del río Eria.

martes, 19 de julio de 2016

18/07/2016. Llegan las cigüeñas negras migrantes

Como cada año por estas fechas comienzan a llegar y concentrarse las cigüeñas negras en las orillas orientales del embalse de Ricobayo en su viaje postnupcial en busca de tierras del sur. Con suerte podremos ver varias decenas de ellas durante, aproximadamente, las dos próximas semanas. Y yo, desde luego, no pienso perdérmelo.
Así hoy me marqué como objetivo visitar el lugar para ver si tenía la suerte de darles la bienvenida. Y tuve esa suerte conmigo ya que he visto la primera de las muchas que vendrán, espero.
Estamos bajo una intensísima ola de calor que hace alcanzar los 38ºC en el termómetro a las horas centrales del día por lo que, obviamente, hay que evitar este momento y madrugar mucho para, a media mañana, irte a un lugar protegido del sol, al menos, en mi caso.
Así, a las 06:45, ya estaba viendo amanecer en las orillas de Montamarta. Se nota el incipiente paso postnupcial con la presencia de abundantes andarríos chicos, varios andarríos grandes, gaviotas reidoras -aunque muchas serán las que han criado en Villafáfila-, archibebes comunes... 
Paré en tres puntos en este lugar y esto es lo que anoté de interés:
Cigüeña negra (1 ad.), cigüeña blanca (4), cigüeñuela común (2pp y 3 pollos grandes), avefría europea (1), chorlitejo chico (abundante, con adultos y jóvenes de varias edades), andarríos grande (4), archibebe común (1), andarríos chico (muy abundante, sin contar pero sobre los 40 ejs.), gaviota reidora (111) y pagaza piconegra (1).
Esta es la primera cigüeña negra del año allí.

Parte del grupo más numeroso de gaviotas reidoras. Seguramente sean las de Villafáfila pues el año pasado, sobre estas mismas fechas, leímos una anillada de las puestas ahí ese año, unas semanas antes.

Hembra de chorlitejo chico.

Y demás pajarillos típicos de esta zona del embalse de Ricobayo, como la cogujada común. Esta preparaba el cebo para sus polluelos.

Desde Montamarta me fui a orillas de San Cebrián de Castro, anotando lo siguiente de interés: garceta común (1), avefría europea (2), chorlitejo chico (abundante, adultos y pollos de varias edades), andarríos chico (sobre una docena), andarríos grande (2), gaviota reidora (17), pagaza piconegra (36) y golondrina dáurica (1).
Cuando la temperatura ya empezó a subir de manera importante -hasta entonces se había mantenido sobre los 20ºC nada más- decidí rematar la mañana aguas arriba, en la orilla de Santa Eulalia de Tábara para disfrutar con la comunidad variopinta de garzas que anda estas semanas por ahí. Así anoté: martinete común, garza real, garceta común, garcilla bueyera y uno de los ejemplares de larga estancia que tenemos en la zona de garcilla cangrejera. Además se portó muy bien junto a las aguas de la cascada. Unas fotos.

Además de las ardeidas vi un pequeño grupo de media docena de espátulas alimentándose en la zona. 
Pero de lo más guapo de este lugar fue la de poder disfrutar de un descaradísimo críalo juvenil a muy corta distancia mientras buscaba orugas entre la hierba. Las aves adultas de este gran cuco son bonitas pero lo del juvenil, para mi gusto, es espectacular.

Cerca de allí pescaban un par de martines pescadores que no se dejaron retratar.
A última hora me sobrevoló un buitre negro subadulto.

Además anoté 4 lejanas gaviotas patiamarillas. Esta es una de ellas.

También descarada esta perdiz roja que no se movía del borde de un camino.

Y, cuando ya me iba, me salió esta cierva que buscaba rápidamente la sombra del monte pues en ese momento, sobre las 11:30 horas, ya teníamos unos abrasadores 30ºC.
¡Empieza la diversión!

jueves, 17 de marzo de 2016

16/03/2016. Sayago y Villafáfila

Ayer hice una jornada de campo completa, dividida en dos partes. Ha sido mi primer día de vacaciones y quería empezarlas haciendo lo que más me gusta de manera masiva. 
Así arranqué la jornada adentrándome en el suroeste provincial, por la comarca de Sayago para, después, ir volviendo hacia el noreste, por la comarca de Alba y acabar el día en Villafáfila con la intención de realizar un control sobre el dormidero de gaviotas que se está formando en estos días y que es inmenso, luego os cuento.
Voy a omitir los kilómetros que hice porque, fijo, alguno me saldrá con el tema de la huella ecológica y todas esas cosas. ¡Qué más quisiera yo que poder hacerlo sin contaminar lo más mínimo! Pero hoy por hoy me resulta imposible.
Mi único objetivo serio para tierras sayaguesas era el de detectar alguna de las aves estivales que deberían haber ido saliendo en estos días y que se estaban haciendo de rogar; una excusa como otra cualquiera para cambiar de mi hábitat natural, los humedales.
Estamos a mediados de marzo y aún no había visto mi primer milano negro en esta provincia, así que fui a lo seguro y mi primera parada la hice en el CTR. de Zamora capital. Aquí había una buena concentración de esta rapaz, con unos 150 ejs. estimados. Lo ocupaban todo, cielo, suelo y todos los apoyos eléctricos de la zona.

Además aún quedaban un puñado de gaviotas reidoras (+60), gaviotas sombrías (6) y cigüeñas blancas (+70).

Mi siguiente parada sería la presa del embalse de Almendra o salto de Villarino. Pero antes, por el camino, vi mi primer alimoche del año a la altura de Bermillo de Sayago.
La presa de Villarino está en el límite de las provincias de Zamora y Salamanca y es la presa más alta de España. Es una atalaya excelente para ver grandes rapaces y disfrutar de las imponentes vistas que ofrecen aquí las arribas del río Tormes. Es un lugar ideal para disfrutar de buitres leonados, alimoches, águilas reales, cigüeñas negras, vencejos reales, golondrinas dáuricas, roqueros solitarios, con suerte águila perdicera, y otras muchas especies típicas de estas depresiones rocosas. Además las observaciones suelen ser muy agraciadas porque las rapaces remontan desde abajo, gracias a la gran altura de la presa, y las vas viendo subir hasta que llegan a tu altura y, al salir del cañón, te sobrevulean bastante cerca. 

No tuve suerte ayer con las águilas pero sí pude disfrutar de cerca a buitres leonados y alimoches. La silueta de vuelo del alimoche sigue pareciéndome espectacular.

Desde la presa bajé garganta abajo hasta un precioso rincón conocido como La Cicutina, ya en Fermoselle. Aquí puedes seguir disfrutando de las grandes aves y, además, de multitud de pajarillos del monte mediterráneo. Es la misma arriba que ves desde la presa pero, ahora, estás metido dentro del cañón. Petirrojos, pinzones, ruiseñores bastardos, mitos, mirlos comunes, zorzales comunes y trepadores azules, lo inundaban todo con su canto.
Pocas aves de este hábitat me parecen tan bonitos como el trepador azul.

Para parar a comer elegí una de las atalayas sobre el Duero que más me gustan y que conocí hace años, la Peña del Cura, en Pinilla de Fermoselle. La hora no era la mejor por la posición de la luz pero, aún así, pude sacar un buen puñado de pajarillos. Entre ellos las abundantes, aquí, currucas cabecinegras, las primeras currucas carrasqueñas del año o los cantarines verdecillos, que ayer no daban tregua. Además me sobrevolaron 5 vencejos reales, los primeros para mi también este año y, a lo lejos, se cernía una culebrera en busca de reptiles.
Además pude dedicar un rato a las mariposas observando: Pararge aegeria, Papilio machaon, Iphiclides podalirius y Pieris brassicae.
La culebrera prospectando el terreno desde las alturas, parada en el aire.

Desde Pinilla seguí subiendo al norte, pasando por lugares preciosos como: Fornillos de Fermoselle, Palazuelo de Sayago, Fariza o Badilla, entre otros. Hice varias paradas en varios puntos que me ayudaron a ir sumando especies a la lista del día, que acabó en 66 especies solo para la zona montana, sin contar lo que vería después en Villafáfila.
Este mosquitero común hacía honor a su nombre cazando estos insectos alados sobre la ribera que atraviesa la población de Badilla.

Después de acercarme brevemente a la presa de Mirando do Douro (Portugal) puse rumbo a otro de mis lugares favoritos, el salto de Villalcampo. Aquí añadí mis primeros mosquiteros ibéricos del año, pude disfrutar de la parada nupcial de una pareja de culebreras, del paso fugaz pero pletórico de un azor y de los pajarillos más bellos que pueblan este lugar ahora, el martín pescador y la lavandera cascadeña.
De interés también estuve mirando los galápagos en el lugar habitual. Aún no deben estar muy activos y vi solo 1 galápago leproso adulto pero, además, estaba acompañado por 2 galápagos de Florida, adultos también. Al menos uno de ellos era de la subespecie elegans, como podéis ver en las fotos. La otra no me enseñó la cabeza. Especie exótica invasora que jamás debió llegar aquí.

Esta sí es nuestra, un precioso galápago leproso.

Y siguiendo con especies exóticas invasoras, el embalse de Almendra tiene fama de albergar titanes en forma de carpas comunes. Para verlos solo hay que asomarse a la presa y veréis que impresionantes peces se mueven por ahí. La carpa común o europea Cyprinus carpio también es una especie introducida. Su origen debe estar en los ríos de curso lento y grandes lagos de la Europa oriental y Asia. Desde ahí se distribuyó por todo el Mundo ya que es apreciada para practicar la pesca y como animal ornamental. Hoy por hoy está en la "Lista de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del Mundo", que edita y mantiene la UICN.

Ya hace 2000 años los romanos mercadeaban con ella. Hoy por hoy es un plato típico de su zona de origen. Yo, por ejemplo, la he comido en Turquía donde, por cierto, la hacen muy rica, frita y con picante. Pero creo que en España no tiene mucho éxito gastronómico.

Para finalizar con esta parte del día, una miscelánea con algunos de los lugares que visité.
Presa de Almendra o salto de Villarino, recordemos, la presa más alta de España.

Fuente tradicional en Fornillos de Fermoselle. Fijaros en esas piedras trabajadas en forma de pila para abrevar el ganado.

Cortinas de piedra típicas de las comarcas zamoranas de Sayago y Aliste y, también, de su límite con la comarca de la Tierra del Pan. Este es un paisaje típico, en Palazuelo de Sayago.

Esplendor en la ribera de Badilla.

Las arribas que pueden verse sentado en la Peña del Cura, Pinilla de Fermoselle. Un placer que roza la perversión. Allí abajo vuelan buitres, alimoches, grandes águilas y cigüeñas negras.

Y llegué a Villafáfila, con las últimas luces del día. 
Tres días antes, Pepe San Román y J.Javier Orduña, contaron 3720 gaviotas reidoras entrando a dormir a las lagunas de Salina Grande y Barillos. Yo no puedo estar ajeno a semejante espectáculo así que ayer fue el día de contarlas. Desde el día 14, que fue cuando salió esa cifra, hasta hoy han debido bajar bastante. Además ellos contaron dos lagunas simultáneamente y yo como, de momento, no tengo el don de dividirme en dos, solo conté las de la Salina Grande. 
Al ser completamente de noche había sobre la laguna 1123 gaviotas reidoras y 16 gaviotas sombrías.
Vista de parte de la Salina Grande desde la balsa de la depuradora.

Tuve que esperar un rato a que entraran todas las gaviotas que andaban por los alrededores. En ese tiempo conté algunas cosas de interés como: zampullín cuellinegro (6), porrón europeo (39) y porrón moñudo (17). El resto de especies siguen siendo las que os he ido contando en estos últimos días. Además pude ver mi primer pechiazul del paso prenupcial, que trasteaba entre la junquera de los bordes de la laguna.
A este tractor lo seguían unas 200 reidoras y media docena de cigüeñas blancas.

La primera sombría que llegó, un adulto.

Y me entretuve con esas otras cosas que tienen los atardeceres de Villafáfila. 
Las nubes rosas que se ciñen, literalmente, a lo de nubes de algodón pero que, aquí, son de algodón de azúcar.

Y la luna en su cuarto creciente, camino de llenarse en pocos días y volver a ofrecer un espectáculo por enésima vez... ¡y es gratis!