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martes, 23 de agosto de 2016

18/08/2016. Lago de Sanabria

No voy a contaros las bondades de la que quizá es la zona natural más conocida de la provincia de Zamora fuera de nuestros límites, entre el gran público. Sin duda este maravilloso lugar del noroeste zamorano atrae a miles de turistas en los meses veraniegos.
Personalmente hace años iba mucho más pero últimamente no lo visito tanto como me gustaría. En estas fechas puede que sea una de las zonas de baño interior más bonitas del país y esto tiene sus pros y sus contras. Entre las primeras, por supuesto, el enorme aporte económico que supone para la comarca sanabresa en particular y para la provincia de Zamora en general. Pero entre las contras está el enorme deterioro ambiental que, tanto el Lago como sus inmediatos alrededores, están sufriendo en las últimas décadas y eso que hay municipios que se nota que se esmeran por controlar este problema.
Como zamorano pater familias con dos vástagos (un primer invierno macho y un juvenil hembra) fuimos en familia hace unos días a disfrutar del lugar. Para un naturalista es un sitio ideal para compaginar el bien común familiar y su afición. Así, después de baños y pitanzas, tuve un rato para darme una vuelta por el entorno, un paseo tranquilo que me ayudara a digerir tortilla de patata, filetes empanados, ensaladilla rusa, gazpacho, embutidos varios y la fresca sandía, todo regado con Estrella de Galicia, como debe ser. Tuve varias observaciones de mucho interés para mí, que paso a relataros.
Sin duda, la estrella del día, fue un joven eslizón tridáctilo ibérico que se dejó hacer de todo, fotográficamente hablando. En alguna de mis salidas he visto eslizones y, si me habéis leído, sabréis que es una especie que tenía muchas ganas de fotografiar para mostraros aquí. Pues ya, aquí está, un eslizón tridáctilo ibérico zamorano, en el municipio de Galende, a orillas del Lago de Sanabria.

Y mariposas, muchas mariposas y muy interesantes. Entre todas las especie que pude disfrutar y fotografiar había, incluso, tres bimbos. El primero de ellos fue la que, seguramente, está en el top 10 de mis mariposas favoritas, Hipparchia fidia o festón blanco. Pude ver solo un ejemplar y si el eslizón se había portado, lo de esta ya fue escandaloso. Lástima que el fotógrafo no estuviera a la altura.

El segundo bimbo personal del día fue una prima de la anterior, Hipparchia hermione o banda acodada. Una mariposa enorme, impresionante en su vuelo entre los robles, mimética en el suelo sanabrés pero muy agradecida también. Resultó ser muy abundante en la pista por la que caminaba bajo un sol de justicia a las cuatro de la tarde.

Y la tercera anotación del día fue una especie mucho más discreta, Hyponephele lycaon o lobito. De esta solo vi un par de ejemplares y, aunque al principio se mostraron recelosos, uno de ellos acabó posando divinamente.

Hasta tuve tiempo de recrearme con una de las mariposas nocturnas más bellas que tenemos por aquí, Euplagia quadripunctaria.

En cuanto a las aves, el elenco de la zona está compuesto por las especies típicas del bosque de robles. Sin duda, una de esas especies estrella es el trepador común -me gustaba mucho más lo de trepador azul-.

Y tres especies de libélulas entre las que destacaba por su abundancia Sympetrum sanguineum, cuyos machos hacen honor a su nombre con ese potente color rojo.

Junto al Lago, entre los bañistas, destacaban las abundantes Onychogomphus forcipatus.
Un macho.

Y una hembra sobre una toalla.

Y en el árbol que me daba sombra mientras permanecía en decúbito supino, un grupo de Vespa crabro o avispón europeo se afanaban en la construcción de su precioso nido de papel.
Es todo un placer poder compaginar familia y naturaleza.

jueves, 17 de marzo de 2016

16/03/2016. Sayago y Villafáfila

Ayer hice una jornada de campo completa, dividida en dos partes. Ha sido mi primer día de vacaciones y quería empezarlas haciendo lo que más me gusta de manera masiva. 
Así arranqué la jornada adentrándome en el suroeste provincial, por la comarca de Sayago para, después, ir volviendo hacia el noreste, por la comarca de Alba y acabar el día en Villafáfila con la intención de realizar un control sobre el dormidero de gaviotas que se está formando en estos días y que es inmenso, luego os cuento.
Voy a omitir los kilómetros que hice porque, fijo, alguno me saldrá con el tema de la huella ecológica y todas esas cosas. ¡Qué más quisiera yo que poder hacerlo sin contaminar lo más mínimo! Pero hoy por hoy me resulta imposible.
Mi único objetivo serio para tierras sayaguesas era el de detectar alguna de las aves estivales que deberían haber ido saliendo en estos días y que se estaban haciendo de rogar; una excusa como otra cualquiera para cambiar de mi hábitat natural, los humedales.
Estamos a mediados de marzo y aún no había visto mi primer milano negro en esta provincia, así que fui a lo seguro y mi primera parada la hice en el CTR. de Zamora capital. Aquí había una buena concentración de esta rapaz, con unos 150 ejs. estimados. Lo ocupaban todo, cielo, suelo y todos los apoyos eléctricos de la zona.

Además aún quedaban un puñado de gaviotas reidoras (+60), gaviotas sombrías (6) y cigüeñas blancas (+70).

Mi siguiente parada sería la presa del embalse de Almendra o salto de Villarino. Pero antes, por el camino, vi mi primer alimoche del año a la altura de Bermillo de Sayago.
La presa de Villarino está en el límite de las provincias de Zamora y Salamanca y es la presa más alta de España. Es una atalaya excelente para ver grandes rapaces y disfrutar de las imponentes vistas que ofrecen aquí las arribas del río Tormes. Es un lugar ideal para disfrutar de buitres leonados, alimoches, águilas reales, cigüeñas negras, vencejos reales, golondrinas dáuricas, roqueros solitarios, con suerte águila perdicera, y otras muchas especies típicas de estas depresiones rocosas. Además las observaciones suelen ser muy agraciadas porque las rapaces remontan desde abajo, gracias a la gran altura de la presa, y las vas viendo subir hasta que llegan a tu altura y, al salir del cañón, te sobrevulean bastante cerca. 

No tuve suerte ayer con las águilas pero sí pude disfrutar de cerca a buitres leonados y alimoches. La silueta de vuelo del alimoche sigue pareciéndome espectacular.

Desde la presa bajé garganta abajo hasta un precioso rincón conocido como La Cicutina, ya en Fermoselle. Aquí puedes seguir disfrutando de las grandes aves y, además, de multitud de pajarillos del monte mediterráneo. Es la misma arriba que ves desde la presa pero, ahora, estás metido dentro del cañón. Petirrojos, pinzones, ruiseñores bastardos, mitos, mirlos comunes, zorzales comunes y trepadores azules, lo inundaban todo con su canto.
Pocas aves de este hábitat me parecen tan bonitos como el trepador azul.

Para parar a comer elegí una de las atalayas sobre el Duero que más me gustan y que conocí hace años, la Peña del Cura, en Pinilla de Fermoselle. La hora no era la mejor por la posición de la luz pero, aún así, pude sacar un buen puñado de pajarillos. Entre ellos las abundantes, aquí, currucas cabecinegras, las primeras currucas carrasqueñas del año o los cantarines verdecillos, que ayer no daban tregua. Además me sobrevolaron 5 vencejos reales, los primeros para mi también este año y, a lo lejos, se cernía una culebrera en busca de reptiles.
Además pude dedicar un rato a las mariposas observando: Pararge aegeria, Papilio machaon, Iphiclides podalirius y Pieris brassicae.
La culebrera prospectando el terreno desde las alturas, parada en el aire.

Desde Pinilla seguí subiendo al norte, pasando por lugares preciosos como: Fornillos de Fermoselle, Palazuelo de Sayago, Fariza o Badilla, entre otros. Hice varias paradas en varios puntos que me ayudaron a ir sumando especies a la lista del día, que acabó en 66 especies solo para la zona montana, sin contar lo que vería después en Villafáfila.
Este mosquitero común hacía honor a su nombre cazando estos insectos alados sobre la ribera que atraviesa la población de Badilla.

Después de acercarme brevemente a la presa de Mirando do Douro (Portugal) puse rumbo a otro de mis lugares favoritos, el salto de Villalcampo. Aquí añadí mis primeros mosquiteros ibéricos del año, pude disfrutar de la parada nupcial de una pareja de culebreras, del paso fugaz pero pletórico de un azor y de los pajarillos más bellos que pueblan este lugar ahora, el martín pescador y la lavandera cascadeña.
De interés también estuve mirando los galápagos en el lugar habitual. Aún no deben estar muy activos y vi solo 1 galápago leproso adulto pero, además, estaba acompañado por 2 galápagos de Florida, adultos también. Al menos uno de ellos era de la subespecie elegans, como podéis ver en las fotos. La otra no me enseñó la cabeza. Especie exótica invasora que jamás debió llegar aquí.

Esta sí es nuestra, un precioso galápago leproso.

Y siguiendo con especies exóticas invasoras, el embalse de Almendra tiene fama de albergar titanes en forma de carpas comunes. Para verlos solo hay que asomarse a la presa y veréis que impresionantes peces se mueven por ahí. La carpa común o europea Cyprinus carpio también es una especie introducida. Su origen debe estar en los ríos de curso lento y grandes lagos de la Europa oriental y Asia. Desde ahí se distribuyó por todo el Mundo ya que es apreciada para practicar la pesca y como animal ornamental. Hoy por hoy está en la "Lista de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del Mundo", que edita y mantiene la UICN.

Ya hace 2000 años los romanos mercadeaban con ella. Hoy por hoy es un plato típico de su zona de origen. Yo, por ejemplo, la he comido en Turquía donde, por cierto, la hacen muy rica, frita y con picante. Pero creo que en España no tiene mucho éxito gastronómico.

Para finalizar con esta parte del día, una miscelánea con algunos de los lugares que visité.
Presa de Almendra o salto de Villarino, recordemos, la presa más alta de España.

Fuente tradicional en Fornillos de Fermoselle. Fijaros en esas piedras trabajadas en forma de pila para abrevar el ganado.

Cortinas de piedra típicas de las comarcas zamoranas de Sayago y Aliste y, también, de su límite con la comarca de la Tierra del Pan. Este es un paisaje típico, en Palazuelo de Sayago.

Esplendor en la ribera de Badilla.

Las arribas que pueden verse sentado en la Peña del Cura, Pinilla de Fermoselle. Un placer que roza la perversión. Allí abajo vuelan buitres, alimoches, grandes águilas y cigüeñas negras.

Y llegué a Villafáfila, con las últimas luces del día. 
Tres días antes, Pepe San Román y J.Javier Orduña, contaron 3720 gaviotas reidoras entrando a dormir a las lagunas de Salina Grande y Barillos. Yo no puedo estar ajeno a semejante espectáculo así que ayer fue el día de contarlas. Desde el día 14, que fue cuando salió esa cifra, hasta hoy han debido bajar bastante. Además ellos contaron dos lagunas simultáneamente y yo como, de momento, no tengo el don de dividirme en dos, solo conté las de la Salina Grande. 
Al ser completamente de noche había sobre la laguna 1123 gaviotas reidoras y 16 gaviotas sombrías.
Vista de parte de la Salina Grande desde la balsa de la depuradora.

Tuve que esperar un rato a que entraran todas las gaviotas que andaban por los alrededores. En ese tiempo conté algunas cosas de interés como: zampullín cuellinegro (6), porrón europeo (39) y porrón moñudo (17). El resto de especies siguen siendo las que os he ido contando en estos últimos días. Además pude ver mi primer pechiazul del paso prenupcial, que trasteaba entre la junquera de los bordes de la laguna.
A este tractor lo seguían unas 200 reidoras y media docena de cigüeñas blancas.

La primera sombría que llegó, un adulto.

Y me entretuve con esas otras cosas que tienen los atardeceres de Villafáfila. 
Las nubes rosas que se ciñen, literalmente, a lo de nubes de algodón pero que, aquí, son de algodón de azúcar.

Y la luna en su cuarto creciente, camino de llenarse en pocos días y volver a ofrecer un espectáculo por enésima vez... ¡y es gratis!

martes, 22 de abril de 2014

Resumen de Semana Santa

Como ya os comenté en mi anterior entrada, esta Semana Santa he tenido la suerte de poder salir bastante al campo. Igual que en muchas otras ocasiones se nos acumulan circunstancias que lo hacen imposible, al menos para los que tenemos que compaginar familia, trabajo y amigos, otras veces pasa al contrario y nos encontramos con tiempo suficiente para practicar nuestra afición favorita y llenar todas nuestras horas libres de campo.
Esto, exactamente, es lo que me ha sucedido la semana pasada. He podido sacar buenas horas de naturaelza dedicándolas, principalmente, a sacar especies para mi Big Year
El día 12 hice un tour importante (320 km) por la provincia. Recorrí desde Toro hasta el límite con Portugal, por San Martín del Pedroso, en tierras alistanas. De allí me adentré en la Sierra de La Culebra, por Nuez y Mahíde, para salir por Tábara. Y acabé la tarde en el azud de Santa Eulalia de Tábara.
Los días 13 y 18 visité la R.N. Lagunas de Villafáfila, con las consabidas especies de interés que ya he publicado aquí (entrada anterior a esta).
Los días 14, 15, 16, 17 y 19 hice las visitas de control al aguilucho papialbo de Vezdemarbán.
Además, el mismo día 15 subí al Teso de La Horca, en Villalonso, en busca de gangas ortegas, terreras y otros habitantes del pedregal. El día 16 recorrí parte de la comarca toresana, con excelentes resultados.
Por último, el día 20, visité las graveras de Coreses en busca de paseriformes migrantes donde pude anotarme, por ejemplo, mis primeros carricerines comunes (en gran número este día), carriceros comunes, oropéndolas y tórtolas europeas.
Me hubiera gustado hacer una entrada de cada día pero, el resto del tiempo, ha sido para mi familia. Ellos son los que más notan esas horas, para bien y para mal. Y sin su paciencia, esto sería imposible.
Como no voy a detallaros lo que dió de si cada día, porque lo más importante ya lo sabéis, solo dejo un compendio con alguna de las fotos que hice a lo largo de estas jornadas.
Pareja de roqueros solitarios, macho y hembra. Los sorprendí en su territorio el día que visite las arribas a la altura de Castro de Alcañices, cuando iba de ruta por el oeste provincial.


Cerca de allí vi, y me anoté para el Big Year, a la collalba rubia, representada por un imponente macho cantor.

Ya en la ribera del río Manzanas, en Nuez, disfruté con varias especies forestales, entre ellas, el trepador azul de la foto.

Una vez en los territorios del lobo ibérico, en la sierra de La Culebra, cambiaron algunas especies al cambiar de hábitat. Una de las más representativas de aquí, la curruca rabilarga.

De la salida del día 12 tenía dos especies objetivo: vencejo pálido y piquituerto común. A la primera ya os la enseñé en la entrada anterior y, de la segunda, no conseguí foto pero pude verlos en pinares de Tábara. Ya tendré oportunidad de fotografiarlo algún día.
En Villafáfila, además de moritos, gaviota cana, zampullines cuellinegros, gaviota cabecinegra, gaviota patiamarilla, flamenco común, y otras especies de interés, pude anotarme varias especies nuevas para lo que va de año. Ambos días también me proporcionaron buenas observaciones de otras especies. El lugar está muy interesante, salvo de limícolas, que la cosa está muy, muy parada. Parece que esto está sucediendo en otras partes del país, al menos, en la mitad más occidental.
En fin. Entre lo mejor, 3 espátulas vistas muy cerca para lo que se estila aquí, que suele ser el que estén a varios centenares de metros. Una lástima que, hoy que podíamos leerlas, ninguna de las tres tuviera anillas. A cambio se dejaron fotografiar intensamente.

Unas de ellas capturó para nosotros un enorme ejemplar de gallipato el cual le costó tragar. Estuvo zarandeándolo unos 15 minutos antes de llevarlo al gaznate. Lo aplastaba con el cucharón, le daba golpes contra el agua, lo lanzaba al aire... ¡y vuelta a empezar! Todo esto mientras era perseguida por las otras dos que trataban de robarle el botín. Al final lo tragó pero debió quedarle atravesado porque tosió varias veces antes de volver a la rutina de alimentación. Esas costillas que saca el gallipato deben de rascar muchísimo el esófago...
Unas imágenes de la escena.



Uno de los días que estuve por Vezdemarbán, fotografié a este gran barbón. Debe rondar los 16 kg.

De Villafáfila también, esta collalba gris.

Una hembra de tarro blanco, sin duda uno de los patos más elegantes que tenemos.

Y, como interés, las ciento y pico garcillas bueyeras que había en el complejo lagunar de la Reserva el día 18. Personalmente es la observación más numerosa que tengo. Foto de unas cuantas.

Uno de los primeros bisbitas campestres que han llegado a la provincia de Zamora.

En la visita del día 20 a las graveras de Coreses sorprendí a un ruiseñor común cantando en un cable. Es muy difícil sorprender a este pájaro cantando fuera de la espesura de la vegetación. Además toleró muy bien el paso del coche, por lo que le tiré unas fotos y le hice un vídeo (ya lo enseñaré). De hecho me fui y quedó en el lugar. Supongo que el celo puede más que el miedo.
Un par de imágenes.


En cuanto a otra fauna.
Sorprendí a este zorro a primera hora de la mañana en Pinilla de Toro.

Lo mismo sucedió con este visón americano que estaba tan afanado en comerse un cangrejo a orillas del río Valderaduey, en Castronuevo, que me dejó hacerle fotos y vídeos durante un buen rato.

En Castro de Alcañices, este precioso macho de lagartija colilarga.

Un detalle de cabeza y dorso. Preciosas esas motitas azules.

En el teso de La Horca, en Villalonso, disfruté un rato con las mariposas. Además de la interesante Zegris eupheme, anoté otras cuantas especies, entre ellas las de las fotos.
Lasiommata megera (saltacercas), para mi, una hembra.

Y un ejemplar de Pieris brassicae (blanquita de la col), una de las mariposas más comunes de Zamora. Nunca la había sacado aquí, así que es una oportunidad de engordar el listado, aquí a la derecha, de fauna zamorana.

Y, para terminar, unos paisajes de la parte occidental zamorana.
Salto de Castro de Alcañices con el antiguo poblado de los trabajadores, hoy abandonado.

Llanada entre las tierras de Tábara, Aliste y Carballeda, con la sierra de La Culebra al fondo.

Praderas espectaculares en la Zamora fronteriza, en Nuez.

El río Manzanas. Una orilla es Nuez (Zamora, España) y la otra Quintanilha (Bragança, Portugal).
A ver si ya me pongo al día.